jueves, 7 de mayo de 2015

Papaver commutatum, una joya de Oriente Próximo

Papaver commutatum 'Ladybird'
Parece que la tendencia de estas últimas temporadas es que, cuando alguna planta me interesa, no todos los intentos de siembra funcionan en el lugar escogido y tengo que esperar un año para conocerla mejor después de que sólo funcionen los ejemplares que había sembrado en macetas pequeñas; la idea de verlas crecer en el contenedor de las anuales y demás herbáceas tiernas tiene que aplazarse para la temporada siguiente. Esto no siempre es garantía de éxito y hay que hacer varias pruebas hasta que se consigue el propósito perseguido: en medio de ese camino se encuentra la planta de hoy, una amapola de color rojo y negro de gran belleza.

Grupo de flores
La Papaver commutatum 'Ladybird' es una amapola anual muy popular, fácil de encontrar en cualquier tienda online de semillas. Desconozco si tiene un nombre castellano, pero revisando su nombre en otros idiomas el más apropiado quizá podría ser "amapola roja caucásica". La especie es originaria de Turquía, el Cáucaso y el norte de Irán, y parece ser que algunos autores la consideran una subespecie de la extendida amapola común Papaver rhoeas, con la que comparte algunas semejanzas.

Obtener Papaver commutatum desde semilla es muy sencillo, como ocurre con casi todas las amapolas Papaver. Basta con sembrarlas directamente y mantener el sustrato húmedo, con lo que en pocos días veremos a las diminutas plantas aparecer. Es preferible sembrarla en otoño y en el sitio definitivo, pues a las amapolas en general no suele gustarle que se les toquen las raíces una vez crecidas, además de necesitar pasar el frío del invierno. Planté esta especie y Papaver nudicaule juntas en una maceta pequeña y esparcidas por el contenedor: curiosamente, las Papaver nudicaule, que tan bien se dieron el año pasado, no han tenido representación en la temporada actual. En el contenedor me pareció llegar a ver rosetas de hojas durante un tiempo que acabaron desapareciendo cuando la maraña de hojas de otras especies se hizo impenetrable. También lo volví a intentar con Papaver somniferum, con un éxito moderado: al menos esta vez las plantas sobrevivieron hasta primavera y he visto flores esta misma semana, diminutas eso sí. Al año que viene probaré con alguna en el contenedor.

Con manchas pequeñas
En la maceta donde mezclé Papaver nudicaule con Papaver commutatum sólo estas últimas crecieron, sin razón aparente, y han tardado en florecer unos siete meses. Sí hubo plantas en el contenedor que crecieron de manera dispar, y un ejemplar permaneció a la vista durante bastante tiempo hasta que la mata de hojas de las otras plantas se hizo más espesa. Las semillas las tengo desde verano de 2013 y en la temporada 2014 también esparcí unas cuantas en el contenedor, que acabaron floreciendo muy tarde y ni siquiera parecían de esta especie: las flores eran de un rojo pálido, débiles y se quedaban sin pétalos en un día. Nada extraño puesto que aquella temporada el contenedor fue un desastre y se quedaba seco al rato de regarlo, con lo que resulta casi milagroso que sobrevivieran tanto.

Con tres pétalos de más
Los ejemplares tienen el aspecto de una Papaver rhoeas aunque más pequeñas, con hojas muy divididas en lóbulos redondeados. Las flores son de un brillantísimo rojo que contrasta enormemente con las amplias manchas negras del centro de los pétalos, sujetos a una cápsula de forma idéntica a su pariente europea. Las plantas han empezado a florecer todas a la vez pero no tiene visos de durar mucho, primero por las condiciones actuales -mucho calor- y segundo porque apenas se ven unas pocas flores más por abrir, además de que las plantas están muy deterioradas ya. Durante los últimos meses la maceta la situé en el rincón de semisombra, en la balda que más sol recibe en esta época del año. Básicamente repetí el mismo patrón que con las Papaver nudicaule el año pasado por el simple hecho de que éstas también debían estar en la maceta.

Por supuesto, el objetivo para el año que viene es introducir con éxito estas plantas en el contenedor y esperar que combinen con otras anuales que este año he ido conociendo y tomando nota de sus características. Visto el tiempo que llegó a durar el ejemplar que hubo allí hasta invierno, posiblemente baste sólo con asegurarse de no acercarla demasiado a plantas de hojas grandes que puedan privarlas de luz. Por el momento, aunque breve, su espectacular despligue ya queda registrado como uno de los logros de esta temporada.

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