jueves, 16 de julio de 2015

Historias de la Amberboa moschata

Amberboa moschata, capítulo recién abierto
Obtener plantas desde semilla da posibilidades casi infinitas de conseguir montones de especies y combinaciones, pero muchas veces fallamos por distintos motivos que pueden ir desde la falta de sitio a no prestar la mejor de las atenciones. La planta de esta entrada, a pesar de que ya estuvo presente el año pasado en la terraza, ha fracasado en su intento más veces de las que ha salido adelante.

La Amberboa moschata, incluida en ocasiones bajo el género Centaurea (tanto como C. moschata como C. imperialis) es una planta procedente del entorno iranoturánico y que se da bastante bien en mi clima, a pesar de haber perdido muchas veces a las plantas por simple despiste. La sembré por primera vez en otoño de 2013 y en aquella ocasión un ejemplar llegó a la primavera siguiente, comportándose como la mayoría de anuales de ciclo largo -aquellas capaces de crecer poco a poco en invierno y florecer a partir de la primavera- y mostrando sus primeras cabezuelas de flores a finales de aquel mes de abril. La planta me pareció muy bonita, pero apenas conseguí ver dos cabezuelas, las cuales despliegan sus lígulas y continúan ensanchándose en cuestión de un par de días para posteriormente comenzar a marchitarse muy pronto. Una Centaurea cyanus, por ejemplo, dura más en flor que ellas.

Mismo capítulo totalmente desplegado
No pude repetir la hazaña para esta temporada a pesar de intentarlo, pero al menos sé que el motivo fue la falta de dedicación a la hora de sembrar la especie en el contenedor donde estuvieron la mayoría de anuales. Simplemente, hice germinar las semillas y las pasé directamente a tierra con un poco de vermiculita. Quizá si hubiera hecho crecer primero a las plantas en un semillero y las hubiera transferido ya crecidas, alguna de ellas podría haberse sumado al festival de flores que fue el contenedor durante los meses de febrero a mayo. Dado que es de esas plantas que también puede sembrarse en el mismo año para verla florecer más adelante, todavía me animé a sembrar alguna recién comenzada la primavera y gracias a ello he conseguido ver sus flores una vez más.

La planta que obtuve, no obstante, no se ha desarrollado de la mejor manera durante estos meses. Aunque la he mantenido en todo momento en una ubicación con poco sol para evitar problemas en este periodo, tardó bastante en crecer y cuando lo hizo y comenzó a desarrollar los tallos que sostendrían las flores empecé a ver un crecimiento arrugado y problemático, como si la hubiera atacado la araña roja o alguna afección similar. De lo que podría haber sido una planta con unos pocos capítulos simultáneos acabó quedando un ejemplar que, si bien siguió adelante tras este obstáculo, a duras penas consiguió desarrollar un capítulo de flores desde una ramificación a media altura. La planta, tras florecer, ha comenzado ya a marchitarse.

Vista lateral
La floración es idéntica a las Centaurea y otras compuestas relacionadas. Tiene un involucro formado por brácteas apretadas que se asemejan a escamas, en este caso sin espinas, y una estructura central de flores tubulares con largos estambres rodeadas de flores liguladas. Este grupo de flores primero se abre de manera firme y compacta para pasar a desparramarse hacia afuera en un par de días, y poco después ya comienza a marchitarse. Despiden un aroma dulce con cierta reminiscencia a chocolate.

Dentro de unos meses espero estar preparando la primavera de 2016 y que la Amberboa moschata forme parte de ella. Es un objetivo primordial el buscar semillas en este único capítulo obtenido en pleno verano ya que, aunque conservo bastantes semillas del paquete original, éstas ya hace dos años que están en casa y es probable que empiecen a perder viabilidad. Se intentará pues que las delicadas cabezuelas rosadas de esta especie asomen entre la diversidad de flores anuales que planeo sembrar una temporada más.

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