sábado, 13 de agosto de 2016

Agua de agosto

Rumina decollata
Como viene siendo habitual en estos últimos años, en el mes de agosto, a pesar de su carácter plenamente estival, las lluvias pueden hacer acto de presencia con cierta relevancia. El pasado día 10 tuvimos el que es, de momento, el día individual en que más ha llovido de todo 2016: 21,3 mm. acumulados en apenas unas horas. Resulta paradójico, pero cuando comprobemos el balance pluviométrico mensual de este año, veremos que en agosto ha llovido más que en marzo; sin embargo, la lluvia más repartida y las temperaturas más suaves del tercer mes del año hacen que las precipitaciones tengan más relevancia. En agosto, y más en una fecha tan temprana, su efecto se irá diluyendo a medida que los días pasen y el calor prosiga.

Calor que, todo hay que decirlo, durante la mañana del pasado miércoles se ausentó por unos momentos. La gruesa capa de nubes vino durante las horas de más sol y calor del día, con lo que la luz diurna era poco más patente que la de un amanecer; las temperaturas llegaron a descender hasta los 18,7ºC de mínima alcanzados a las 13:26, en pleno mediodía. No sólo fueron más bajas a esas horas que en las madrugadas previa y posterior, sino que se trata, por el momento, de la temperatura más baja de este verano.

Este aporte de agua ha venido bastante bien a la terraza y me ha permitido guardar bastante agua de lluvia para posteriores usos. Los pequeños animales allí presentes también han sacado provecho a su manera, como la típica llegada de abejas poco después de que haya salido el sol que encuentran rápidamente polen en algunas flores. Además he podido descubrir que todavía quedan por allí caracolas Rumina decollata, una especie que despierta más simpatías que el caracol de jardín, pues son omnívoras y capaces de depredar sobre dichos caracoles, con lo cual se trata de una de esas criaturas beneficiosas que siempre da gusto ver.

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