miércoles, 31 de agosto de 2016

Abejas de agosto

Hylaeus pictus
Con un espacio lleno de flores interesantes para las abejas, la presencia de diversas especies de estos insectos parece que se puede mantener con relativa frecuencia durante todo el verano, etapa en la que en años anteriores era precisamente la falta de flores la que hacía de las observaciones de abejas algo totalmente anecdótico. Sí es cierto que, por ejemplo, observo abejas de la miel hasta en las flores que tienen a la venta en la calle algunas tiendas y a la terraza apenas han llegado a verse durante este mes, pero el verdadero protagonismo recae sobre las especies solitarias, generalmente de pequeño tamaño, que siguen enfrascadas en su búsqueda de alimento para llevar adelante a la próxima generación, que deberá aguardar en su nido hasta la temporada próxima.

Hylaeus sp.
Si bien las mismas especies de flores que quedan desde finales de junio y tenían su estatus de importancia para las abejas siguen llamando su atención, no hay duda de que el aporte de algunas lamiáceas perennes ha dado un pequeño bonus a estas incansables trabajadoras. A principios de mes traje una Lavandula x allardii que vino ya con la floración comenzada y que a los pocos días se convirtió en la preferida de las Megachile, que ya parece que comiencen a hacer menos caso a las Helenium -aunque siguen en flor- y que hasta ahora sólo tenían cierto interés en las Scabiosa y las Cardiospermum, que también han entrado ya en decadencia. Aunque las Megachile siguen observándose a diario, en el momento que la lavanda se quedó sin flores su presencia ha disminuido. La otra lavanda que adquirí, Lavandula dentata, lleva intentando florecer desde hace unas semanas y su aspecto no parece ser el más óptimo, pues empezó a perder tallos enteros a los pocos días de traerla. Con todo, espero que se regenere este otoño y florezca: por lo que suelo ver en ejemplares plantados en el monte, la especie se mantiene en flor durante gran parte de los meses suaves del año.

Lasioglossum sp.
Como en el mes pasado, en agosto las especies mayoritarias han sido, prácticamente en exclusiva, las de pequeño tamaño. Aquellas dos Lasioglossum distintas, las de abdomen gris y negro y las de segmentos ribeteados de rojizo, se han ido presentando con frecuencia en busca siempre de flores de pequeño tamaño. Con todo, la más frecuente es la de las bandas grises. Tampoco descartaría, no obstante, una identidad similar a la de las Megachile: quizá las de abdomen sin bandas sean los machos de la misma especie, pues casi siempre estos ejemplares tienen antenas y abdomen alargados, rasgos propios de los machos, y no recuerdo haber visto a ninguna con las patas llenas de polen. Esto merece sin duda algo más de observación, eso sí, si durante lo que queda de verano siguen frecuentando la terraza. De momento siguen teniendo flores a su disposición, y además de las especies que más suelen gustarles.

Megachile sp.
El mes todavía ha permitido conocer algunas especies nuevas. Tras la lluvia del día 10 empecé a observar las pequeñas abejitas que visitaban la Buddleja davidii, que con su pequeña talla y vuelo nervioso no llegaba a observar con detalle y, por asimilación, di por hecho que serían Lasioglossum. Nada más lejos, cuando tuve oportunidad de verlas quietas y fotografiarlas, observé que se trataba de Hylaeus. Al principio no me paré a comparar imágenes y supuse que pertenecían al mismo tipo de las que vienen en primavera en gran cantidad, pero en una observación detallada se aprecian caracteres diferenciales. La especie que viene en primavera se presenta en dos formas, una de ellas con el abdomen rojizo y varias partes de su cuerpo con un vistoso color amarillo. No hay ninguna parecida entre las observadas estos días, y los ejemplares oscuros, similares a aquéllos de primavera, presentan algunas diferencias. Por ejemplo, no poseen el rebode amarillo en la parte anterior del tórax y, en cambio, toda la mitad inferior de sus patas es de dicho color, mientras que en las de primavera las patas son enteramente negras con una banda amarillo pálido en el centro. Además, por lógica, es probable que se trate de una especie distinta con una época de vuelo diferente a las observadas en primavera. Sea como fuere, no han dejado de aumentar en número durante estos días.

Lasioglossum sp.
Pero no es la única de su género observada este mes, si bien para encontrar novedades tendremos que cambiar la terraza por un balcón. Cuando adquirí la Mentha x rotundifolia lo hice por partida doble, dejando una para casa para futuros fines culinarios. Mi calle en Sueca, que es esencialmente urbana con la única presencia de un jardín exclusivamente de árboles, ha resultado ser otro punto de esos en los que las abejas aparecen como por arte de magia en cuanto dejamos una planta interesante a su alcance. Tan pronto como la dejé allí llegaron las mismas Lasioglossum que en Cullera, y poco después las mismas Hylaeus mencionadas en el párrafo anterior, de las cuales llegan a reunirse hasta 20 sobre la misma planta. Sin embargo, se presentó una especie visiblemente distinta, Hylaeus pictus, que no he visto nunca en Cullera. Aunque no deja de ser pequeña, es claramente más grande que las demás Hylaeus y las Lasioglossum, además de presentar un llamativo colorido negro y amarillo. La he observado también en Sollana, donde a su vez he visto especies de Halictus y Megachile no observadas en la terraza. No son las únicas abejas solitarias que he ido viendo en el campo durante este mes y que nunca he podido ver en la terraza. La más destacable es una especie de Amegilla, probablemente Amegilla quadrifasciata, una abeja robusta y peluda similar a las Anthophora que durante el mes de agosto he observado de manera escasa pero frecuente en el límite entre el monte y los arrozales de Cullera, así como en las motas de los caminos cercanos al río Júcar en Sueca. Quizá es tarde o directamente improbable, pero tomo nota para intentar tener al año que viene mayor cantidad y variedad de plantas capaces de aguantar todo el verano en flor a fin de conseguir más variedad de abejas, que, dentro de lo que cabe, sé que están cerca y por tanto existe la probabilidad.

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