jueves, 29 de septiembre de 2016

Insectos en septiembre

Amegilla garrula
Con las grandes diferencias que ha tenido el mes de septiembre, no solo en cuanto a tiempo atmosférico sino al número de plantas que quedan en flor en la terraza, la aparición de diversas especies de insectos ha sido un tanto caprichosa. No obstante, las escasas observaciones han tenido muchos momentos interesantes, dándose a conocer algunas especies no vistas hasta ahora o produciéndose el regreso de algunas que no se habían visto en meses. Sea como fuere, las principales visitantes de las plantas, las abejas, se encuentran ya en un punto bajo de su ciclo y la mayoría de especies habituales hasta hace poco han ido ya desapareciendo o dejando de prestar atención a las flores que quedan.

Villa sp.
Nada más comenzar el mes pude registrar, aunque demasiado brevemente, una nueva especie de mosca observada en la terraza perteneciente a una familia que se caracteriza por alimentarse en las flores. Se trata de una Villa, género muy amplio con especies muy similares entre sí, perteneciente al clado de las Bombyliidae, las llamadas moscas abejorro. Hasta ahora sólo había visto en Cullera -y la única vez en mi vida- un ejemplar del género Bombylio, una especie peluda con una trompa convertida en un tubo recto succionador de néctar. En la Villa, el aspecto es más cercano al de una mosca al uso, aunque con grandes alas oscuras que reposan extendidas hacia los lados. Lo que me llamó la atención enseguida fue observarla en vuelo, llegando a pensar que se trataba de alguna especie de abeja tampoco vista hasta ahora. Su vuelo cernido y cambios de dirección rápidos la hacen parecerse bastante a algunas especies de abeja de vuelo poderoso y directo. Debido a esta manera de moverse, apenas conseguí hacerle algunas fotos cuando se posó antes de marcharse definitivamente, sin más observaciones en días posteriores.

Evania appendigaster
El regreso más llamativo ha sido el de la Amegilla tentativamente asignada como la especie A. garrula, que vi una única vez al comienzo de julio. No sólo ha aparecido en diversas ocasiones en la terraza, sino que he tenido la oportunidad de observar ejemplares muy parecidos en el campo que no han hecho más que ampliar las dudas. Los ejemplares que vienen a la terraza siempre son iguales: hembras con escopas peludas en sus patas traseras, abdomen color pajizo con bandas ralas de pelo oscuro y ojos verdes, con dos marcas verticales en la cara. Sin embargo, en el campo he observado ejemplares que cumplen todas las características con la salvedad de que el abdomen poseía bandas negras y claras bien definidas; además, con ellos aparecía de vez en cuando algún ejemplar totalmente cubierto de pelo castaño rojizo. Parece tratarse de machos y hembras, pero desconozco si aquéllos tienen relación con la especie que se presenta en la terraza. Sea como fuere, las escasísimas flores que quedan, sean las escabiosas o, más a menudo, la Buddleja, han sido suficientes para realizar observaciones y fotografías de esta especie que tanto recuerda en comportamiento a su pariente primaveral Anthophora plumipes. En el campo observé que las albahacas atraían a estas abejas, haciendo caso omiso de las lavandas o romeros. En la terraza florecerá en breve una albahaca que ha crecido discretamente toda la temporada, pero quedará algo justa de tiempo, pues seguramente las abejas solitarias no duren mucho más.

Eupeodes sp.
Sí ha habido, sin embargo, presencia continuada de otras especies de abejas solitarias durante todo el mes, que presumiblemente también llegarán a permanecer en octubre. Las Lasioglossum han sido observadas hasta esta semana, aunque han disminuido su presencia notablemente. Se mantienen algo más estables las Hylaeus, que curiosamente son mucho más frecuentes en la única menta del balcón de casa que en la misma planta -acompañada por otras dos especies más del mismo género- que hay en la terraza, ambas con pocas flores ya. De las Megachile hace tiempo que no sé nada, ausentes quizá desde muy a principios de mes, aunque todavía he observado recortes de hojas en algunas plantas que parecen haber aparecido recientemente. En otro punto, en Sollana, todavía observo con frecuencia a otras especies del género que a estas alturas están construyendo nidos o buscando agujeros donde hacerlo.

Amegilla garrula
Las moscas tampoco abundan demasiado durante este mes, incluso las de costumbres necrófagas. Los sírfidos, por su parte, han tenido su mayor representación en la Syritta pipiens, aunque hace dos semanas se dejó ver por unos instantes una especie de Eupeodes de tamaño grande que no había visto hasta ahora. "Grande" si se la compara con la frecuente Eupeodes corollae: la observada era del tamaño aproximado de una mosca común y se detenía a recoger néctar en los pequeños estambres de la Gaura y una Commelina. En otro orden de cosas, las avispas tampoco han tenido mucha presencia en la terraza más allá de las típicas Polistes. Eso sí, pude finalmente fotografiar -e identificar- a la pequeña Evania appendigaster, una avispa de color negro y largas patas traseras parecidas a las de un saltamontes que llevo viendo de manera puntual desde hace años. Se trata de una especie que parasita las ootecas de las cucarachas, resultando pues beneficiosa de manera indirecta para nosotros, principal objetivo de dichos insectos. Además de dípteros e himenópteros, a la esfinge colibel la he observado realizando de vez en cuando visitas vespertinas a las flores de la Buddleja. A partir de ahora, no obstante, vendrán los meses de menor actividad en los que las primeras flores nuevas apenas recibirán visitas de polinizadores más allá de las siempre atentas abejas de la miel y algunas mariposas que siguen activas en invierno.

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