sábado, 2 de febrero de 2013

Los traviesos gorriones

Oxalis triangularis picoteado
Tengo la suerte de encontrarme con pocas plagas de invertebrados en la terraza. La más notable son los pulgones durante la primavera, que atacan a varias plantas especialmente en los brotes tiernos, contra los cuales quiero probar este año algún remedio casero tales como agua enjabonada o restos de cigarrillos macerados. De los caracoles ni me preocupo, pues llegan muy ocasionalmente a la casa y, o bien no causan estragos, o bien los localizo enseguida tras seguir sus rastros y puedo retirarlos a mano. Orugas apenas aparecen y las distintas clases de insectos suelen ser bastante inofensivos.

Pero, con todo, no es raro encontrarse hojas de las más diversas especies con trozos recortados, con mayor o menor empeño. No resulta difícil adivinar que los causantes no son invertebrados, sino unos animales más grandes: los gorriones comunes (Passer domesticus), teuladí en nuestra tierra, los pájaros más frecuentes en la ciudad y los más asiduos a pasearse por las terrazas y buscar comida en éstas. Son eminentemente omnívoros, así que comerán tanto plantas como algún que otro invertebrado, aunque en menor proporción que las aves insectívoras que también visitan la terraza, aunque casi exclusivamente en otoño e invierno.

No tienen por costumbre tocar absolutamente todas las plantas, pero pueden resultar algo inoportunos al picar algunas especies que se encuentran en desarrollo. Así, por seguridad, las plántulas pequeñas las mantengo protegidas aun tras retirar el plástico que las cubre durante su germinación a fin de mantener la humedad. Uso algunas jaulas viejas de cuando tenía hámsters, quitando el cajón, agrupando las macetas asignadas y cubriéndolas. Cuando las plantas ya han alcanzado un buen tamaño, o bien los gorriones no les hacen caso o no causan mayor problema tras picar un par de hojas, así que pueden quedar descubiertas.

También me han dado algún problema con los Oxalis. Tengo dos especies que conseguí en otoño en pequeña cantidad y por tanto me interesa que se desarrollen plenamente hasta formar matas abundantes. La primera, un Oxalis bowiei, la recogí escarbando alrededor de una mata que encontré asilvestrada y sólo pude llevarme unos pocos tubérculos de pequeño tamaño. Tan pronto como asomó la primera hoja, días después apareció cortada por los gorriones. Así pues, toda la maceta fue puesta bajo rejas, recuperándose y brotando varias hojas durante las siguientes semanas. Por su parte, otra de las especies, el Oxalis triangularis ssp. papilionacea 'Atropurpurea', estuvo al descubierto sin sufrir daño alguno, algo que achaqué a su color oscuro, por lo cual los pájaros no se dieron cuenta de que había algo allí. Hasta ahora.

Un gorrión capturado para anillamiento en Sollana
Habiendo acondicionado la zona de semisombra de la terraza con varias baldas para ir acogiendo a las plantas que no necesitan tanto sol, coloqué allí esta semana ambos Oxalis al descubierto. Dos días después los gorriones habían picoteado prácticamente todas las hojas en ambos especímenes, si bien no han llegado a cortar ninguna. Los rastros dejados hablan claro: el triangularis no les ha gustado, a juzgar por los trozos morados de hoja esparcidos por los alrededores y una marca con líquido y pedacitos morados en el borde de la maceta, señal de que se estuvieron limpiando el pico allí. Espero que hayan aprendido la lección y no molesten más a las plantas: con los cebollinos (Allium schoenoprasum) ocurrió así, dejando las hojas cortadas allí mismo tras sus intentonas y no volviendo a aparecer ningún daño. La duda es si también dejarán en paz al Oxalis bowiei.

Pero existen plantas que, a lo visto, les gustan y mucho. Actualmente tengo una maceta de Dianthus barbatus cuyas hojas da pena verlas, con todos los bordes recortados. Sólo espero que se olviden de ellas cuando llegue la hora de florecer -le toca este año, por eso de ser bienal- y no recorten también los brotes florales, lo cual sería un auténtico desastre. En el pasado, otras plantas que han llegado incluso a desaparecer de sus macetas por culpa de los gorriones han sido las amapolas: de la Papaver rhoeas no dejaban nada, pues cuando las plántulas tenían su primera roseta de hojas, las cortaban hasta la base una y otra vez hasta que la planta moría. Con las adormideras (Papaver somniferum) más de lo mismo, necesitando protección hasta que alcanzan una talla adecuada. En las amapolas orientales (Papaver orientale) nunca llegué a ver signos de sus ataques, pues las del año pasado acabaron secándose al ser sobrepasadas por sus compañeras de maceta, y las que tengo actualmente son muy pequeñas y están a buen recaudo bajo una jaula.

Dado que sus ataques no son excesivamente virulentos y no existe un método 100% efectivo para espantarlos (creedme que el clásico espántapajaros hecho con discos compactos colgando de cordeles no les asusta), lo máximo que puedo hacer es tener en cuenta las medidas descritas para evitar que rompan las plantas más desprotegidas. Tampoco veo conveniente disuadirles echándoles de comer, como por ejemplo con el pan sobrante de casa o las pequeñas semillas que mis ardillas no se comen; es posible que este remedio no haga sino atraer a más pájaros que acabarían comiendo tanto el alimento depositado para ellos como picoteando plantas, y quizá en mayor cantidad. Así pues, la cosa se queda como está, intentando convivir en armonía con estos pillos con alas.

Actualización: Finalmente he tenido que cubrir con una reja los Oxalis dado que estos pillos emplumados han acabado cortando todos los folíolos del O. triangularis, dejando sólo los pecíolos. Ahora habrá que esperar a que rebroten, con lo que costaron de aparecer las pocas hojas que había. Por suerte no han llegado a destrozar igual al O. bowiei.

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