miércoles, 10 de febrero de 2016

Flores, viento y ni una gota

Iris 'Katharine Hodgkin'
Diez días de febrero han transcurrido y el invierno sigue igual. Y ya no sólo se trata de que las temperaturas se hayan quedado estancadas en las de principios de otoño, sino que además estamos viviendo una ausencia de precipitaciones mucho peor que los periodos sin agua que se fueron sucediendo entre sendos otoños de 2013 y 2014. En aquellas ocasiones ni siquiera el verano estuvo exento de lluvia, aunque fuese poca. Entre el 3 de noviembre y hoy, 10 de febrero, la precipitación recogida en Cullera asciende a unos tristes 5,2 mm. Hay que tener en cuenta además que ni siquiera todo eso cayó en forma de lluvia, sino que la gran mayoría corresponde al rocío depositado por las neblinas. Para hacernos una idea de lo dramático de la situación, en estos 99 días ha llovido menos que el pasado mes de julio, el mes habitualmente más seco del año en nuestra región. La situación, al menos de momento, no parece que vaya a revertirse. Podría llover antes del fin de semana, pero seguramente sea algo testimonial. Volvemos a encontrarnos en pleno régimen de vientos fuertes de poniente y las nubes pasan sin más. De hecho, los 0,5 mm. caídos este febrero corresponden a la mañana del domingo y pocas horas después todos los charcos y humedades se habían evaporado.

Narciso trompeta
Las plantas, dentro de lo que cabe, están siendo ajenas a esta situación gracias a la constancia regándolas y que el invierno, aún con el poco frío, permite mantener la humedad gracias a la menor evaporación. Además la ubicación de la terraza está frenando los tremendos vientos, que ayer llegaron a rachas de casi 75 km/h., evitando incidentes como caídas o roturas y la desecación repentina del sustrato. No obstante, no convendría en absoluto que la primavera continuase a este ritmo, ni en aumento de temperaturas ni en la falta de lluvia. Las plantas necesitan ahora unas semanas, más bien meses, de tiempo suave y humedad recurrente para desarrollar en todo su esplendor hojas y flores. Flores que, debido a que el tiempo las está incitando, han comenzado a aparecer como si estuviésemos ya en los últimos días del invierno.

Ipheion uniflorum
Los bulbos de primavera suelen ser, en general, tempranos. Algunas especies es natural que florezcan en febrero o antes, y otras simplemente se dejan llevar por los elementos. Este año, los Muscari, jacintos, narcisos trompeta e Ipheion van casi un mes por delante. El jacinto que a finales de enero comenzó a abrir sus flores sin haber salido del todo de entre las hojas consiguió, al menos, elevarlas un poco en cortos pedúnculos que más o menos han salvado la floración y han perfumado su rincón. El primer narciso trompeta, grande y enteramente amarillo, procede de una mezcla de LIDL y no conozco su variedad, siendo algo ligeramente mayor que los que el año pasado atribuí al cultivar 'Carlton'. Además de esto, se ha adelantado en un mes respecto a aquéllos, aunque dichos 'Carlton' podrían ser los narcisos amarillos que estoy viendo a punto de abrirse en otra ubicación, donde sólo puse otra variedad amarilla de flor grande aparte. En pocos días saldré de dudas.

Linaria reticulata 'Flamenco'
Entre las especies nuevas de bulbos todavía no puedo saber si esta precocidad es habitual o condicionada por el tiempo. De los recientemente reseñados Muscari macrocarpum siguen apareciendo flores nuevas, y desde que ha comenzado febrero han aparecido las primeras flores del llamativo Iris 'Katharine Hodgkin'. Éste es un cultivar obtenido del cruce entre Iris histrioides e Iris winogradowii. Por su aspecto, mucha gente cree que es una variedad de Iris reticulata, aunque esto no es cierto, si bien las tres especies forman parte del subgénero Hermodactyloides. Las flores son de tamaño algo mayor que las de reticulata y además crecen más pegadas al suelo. Esto es lo único que debería corregir de cara a la próxima temporada, no volviendo a combinar las plantas con ninguna especie que pueda crecerle por encima -para la foto he apartado bastantes hojas de los otros bulbos- y, en caso de juntarlos a todos, dejar suficiente separación entre bulbos. El colorido consiste en un fondo blanco recorrido de líneas celeste con una mancha amarilla en el centro de cada pétalo, acompañada de líneas y motas que concentran con mayor profusión el tono azulado de los extremos. Han florecido muy deprisa, casi de un día para otro, y todavía ninguno ha desarrollado hojas.

Leptothes piritous en Osteospermum
Otras especies cuya floración comienza al final del invierno se han puesto en marcha también. Las anémonas 'De Caen' habían comenzado ya en enero, su récord de precocidad hasta ahora, pero el grueso de la floración todavía está por llegar. Tras dos primeras flores solitarias, ahora son muchas más las que emergen de tierra. También aparecen ya los primeros crocus, que como todos los años son los amarillos Crocus chrysanthus. Las demás especies y variedades probablemente no tarden en seguirles, aunque en un vistazo general da la sensación de que hay pocas rosetas de hojas para la cantidad de cormos que fueron plantados. Es más, las primeras que brotaron, todavía en otoño, son las que menor apariencia tienen de que vayan a florecer.

Hyacinthus orientalis
Las anuales también toman protagonismo. Se multiplican las flores de las capuchinas, aunque la gama parece no variar del naranja y amarillo, y comienzan ya a aparecer las primeras cosmos, margaritas de Livingstone y borrajas, estas últimas también con un mes de adelanto. En el contenedor, al margen de las Mauranthemum, que empiezan a florecer tan pronto alcanzan 1-2 meses de vida, las primeras anuales de la temporada primaveral comienzan a abrir sus flores. Como el año pasado, aunque semanas antes, las encargadas de dar el pistoletazo de salida han sido las delicadas espigas de Linaria reticulata 'Flamenco', seguidas de sus parientes la Linaria maroccana y las Nemesia strumosa, ambas nuevas este año y además en el caso de la primera tras una temporada anterior fallida, aunque a esta le ha ido por los pelos: sólo dos crecieron y una no parece que haya llegado a su destino. También hoy se habían abierto las pequeñas flores de una Nemophila 'Penny Black' y una Malcolmia maritima. Todas ellas serán fotografiadas en próximas visitas.

Crocus chrysanthus
Con temperaturas propias de principios de primavera, el néctar tibio de las flores va atrayendo a un número creciente de insectos. Moscas tanto de las flores como carroñeras -aunque más bien las que son carroñeras son sus larvas- se pasean por las flores. Calliphora vicina es la más frecuente, seguida de Eupeodes corollae, alguna que otra Eristalinus taeniops y unas pocas Lucilia sericata. Las abejas de la miel se empiezan a volver frecuentes y emplean todo su tiempo en buscar néctar entre las Mauranthemum, las caléndulas y los Muscari armeniacum. Hoy he visto otra especie de abeja, una solitaria de antenas largas, que a pesar de que se ha detenido un momento en las caléndulas ha salido antes de poder apretar el botón de la cámara, con lo que me quedo sin saber qué era a menos que le dé por volver. No es la primera vez que se me escapa sin fotografiar una especie que no conozco aunque en alguna ocasión la he podido identificar a posteriori: la especie de hoy no me recuerda a ninguna que haya visto ahora. Habrá que confiar en que haya venido de cerca y vuelva más veces. Mariposas encontramos unas pocas y siempre las habituales de la terraza, como las discretas y calmadas Leptothes piritous y la afanosa esfinge colibel, que hoy por fin ha tenido un rato de trabajo libando las caléndulas. Y es que, con la llegada de las flores comienza también el divertido pasatiempo de intentar capturar insectos en imágenes y tratar de identificarlos.

Muscari armeniacum
Con esta todavía en curso primera quincena de febrero, la temporada de flores puede ya darse por inaugurada. Es de esperar que el buen tiempo vaya ofreciendo regularmente floraciones más tempranas de lo habitual entre las especies ya conocidas, y las siempre agradables sorpresas de las especies que se cultivan por primera vez. A medida que esto suceda no hay que descuidar los últimos retoques, esto es, el acondicionamiento del espacio necesario para las próximas bulbosas y vivaces a incluir, las anuales de siembra tardía y las trepadoras, que todavía necesitan que se les instale su pérgola. Pongamos como fecha límite el final de este mes para hacer lo más complicado, y que el resto sea tan sólo una breve espera hasta la primavera, la cual ya parece haber comenzado.

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