Gracias a esto, en apenas un par de días de grabación he podido montar este vídeo que refleja lo que está sucediendo ahora mismo en la terraza y que, por supuesto, da una idea de lo que aparecerá en las próximas entradas. Anuales, bulbosas, perennes y crasas comienzan a posicionar sus flores al sol y son recibidas por sus polinizadores. Exceptuando a las abejas comunes, que se toman su tiempo investigando las flores y por tanto son fáciles de grabar en acción, para el resto de insectos voy a tener que ganar algo de práctica. Aún así, conseguí capturar unas escenas breves de unas pocas Anthophora plumipes buscando néctar en varias de sus plantas favoritas pero, por ejemplo, fui incapaz de hacerme con unas tomas de la esfinge colibel, que apareció en el momento de la grabación pero se fue asustada por mis intentos de acercar el trípode con la cámara. De todos modos, el resultado con estas dos especies es satisfactorio y es presumible que en futuras ocasiones pueda grabar otros vídeos en los que aparezcan otras especies comunes como Osmia, Polistes dominula, Eupeodes corollae y otros sírfidos, etc.
El contenedor de anuales y herbáceas está, digamos, al 30% de su floración. Las especies más pequeñas, situadas en el frontal, han sido las primeras en tomar la delantera. Nemophila menziesii, Malcolmia maritima, Nemesia strumosa, Linaria maroccana, Linaria reticulata o Salvia viridis, entre otras. En un punto más elevado, las boragináceas Cerinthe major y Borago officinalis se convierten en foco de atención de las abejas, siendo algunas de las especies con mayor éxito entre estos insectos y que, además, sólo éstas consiguen aprovechar bien. En cuanto a perennes, la Felicia amelloides que adquirí en diciembre, que se antojaba demasiado pequeña, está floreciendo de manera muy satisfactoria. Los bulbos florecen a sol y a sombra, con los Crocus tommassinianus, las Freesia laxa e híbridas, Ipheion uniflorum, Muscari armeniacum -también grandes favoritos de las abejas- y Narcissus 'Fortune' destacando sobre el resto. La espinosa suculenta Euphorbia aeruginosa, que vino a la terraza en otoño, comenzó a desarrollar sus flores en enero y no ha sido hasta ahora cuando al fin los estambres han comenzado a emerger. Paralelamente, una pequeña araña la ha convertido en su casa.
Así pues, marzo ha supuesto como otros años el pistoletazo de salida para la temporada florífera. Es de esperar que los próximos días se sumen más y más colores los cuales estarán acompañados de zumbidos y aleteos. La primavera está a la vuelta de la esquina.
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