viernes, 12 de julio de 2013

Verano de verdad

Lavatera trimestris 'Silver Cup'
Hace una semana, de manera repentina, se nos acabó la suerte que estábamos teniendo con estos meses que en otros años acostumbraban a ser más cálidos. De golpe y porrazo vinieron las temperaturas sofocantes, lo típico de siempre, aunque nos ha pillado algo desprevenidos y parece que estemos viviendo en un horno desde el pasado jueves.

En años anteriores hemos tenido días más agobiantes. Temperaturas llegando a los 33-35ºC a diario aguijoneadas por vientos tórridos de poniente o sur-suroeste que quitan las ganas de salir en las horas centrales del día. Ahora estamos en máximas de 30-32ºC, un poco menos en Cullera (sobre los 27-29ºC) gracias a la acción atenuante del mar, aunque el sol aprieta igual. El verdadero cambio se nota por las noches: la temperatura en ocasiones no llega a bajar de los 23ºC en las horas más frescas de la madrugada, y cuesta hasta dormir, sobre todo para los que no tenemos aire acondicionado. El ventilador, que al menos refrescaba, ahora sólo consigue remover el aire caliente de las estancias.

Espigas de hierbabuena
Pero, ¿y las plantas? De momento, y mientras pueda, gracias al esfuerzo de estar allí puntualmente cada dos días, la terraza sigue llena de colores. Aún así, no quiero imaginar lo que sería no poder ir en 3-4 días, pues ocasionalmente algunas macetas se resecan demasiado y las plantas ya comienzan a desfallecer. Hasta especies pretendidamente resistentes a la sequía, como algunas compuestas americanas, sufren con el excesivo calor. Claro, aquello que es resistente lo será en jardín, pero en una maceta el agua puede desaparecer en horas.

Con todo, el año parece que no ceja en su empeño de tener lluvia todos los meses, y cuando ya parecía que el verano iba a imponer sus largas semanas sin precipitaciones, de repente el martes cae alguna gotita acompañada de aparato eléctrico y el miércoles a últimas horas del día el cielo se cubre por completo y un pequeño chaparrón deja unos escasos 3 mm. en el registro. Claro, si la última lluvia de junio, con menos calor, ya no sirvió de nada, ni que decir tiene que el efecto de esta habrá durado lo que ha tardado en asomar el sol por el horizonte, pues hoy el día ha salido tan ardiente como los anteriores.

Hippeastrum rojo-blanco
En la terraza, precisamente, las compuestas imperan sobre el resto de especies, que ya van siendo menos aunque por el simple hecho de que se encuentran sin flores o simplemente en su descanso estival. Florece por fin la primera malva, la Lavatera trimestris 'Silver Cup', aunque el conjunto no la acompaña demasiado: la planta, que lucía verde en primavera y de vez en cuando tuvo algún bajón al secarse, recuperó el tono pero las hojas se vieron teñidas por la roya. El verde pasó a ser amarillo y blancuzco, aunque las flores rosa pálido crecen con fuerza. Corté algunas hojas superiores, muy afectadas, para dejar más luz a las flores y evitar que se propague su mal. De la otra malva, la Malope trifida, no veo señal alguna de floración a estas alturas.

Uno de los hitos del año es que, tras al menos 6 años en casa, las plantas de hierbabuena (Mentha spicata) comienzan a florecer por primera vez. Si no recuerdo mal, la planta llegó a casa allá por 2007 y estuvo malviviendo en el balcón de casa durante mucho tiempo. Creo recordar que la llevé a Cullera y volvió otra vez a Sueca, para volver definitivamente a Cullera en 2011. La saqué de su jardinera rectangular para darle otro uso a esta maceta y la dividí en macetas separadas. Finalmente, decidí intentar darle mejores atenciones y segué la planta por completo, volviendo a pasar las raíces totalmente peladas a una jardinera rectangular en invierno. La planta rebrotó sin problemas y cubrió su nueva estancia en cuestión de semanas, pero las continuas subidas de temperatura la dejaron de nuevo estropeada y ya no mantenía el porte derecho. Aún así, en los últimos días de junio empecé a ver aparecer la primera espiga en un tallo, que de momento es el primero que tiene flores, pero no el único que las ha sacado. No hay duda que se ha visto muy beneficiada por el generoso aporte de abono que ha recibido este año. Las flores, muy pequeñas y con largos estambres, crecen en apretadas espigas que van multiplicándose en los ápices de los tallos.

Campanula glomerata
Su pariente el cantueso (Lavandula stoechas) me tiene algo preocupado. Perdió las flores hace tiempo -no llegué ni a ponerlas aquí- y lleva tiempo poniéndose marrón y amarillenta, aunque parece que en los extremos de los tallos todo sigue más o menos bien. Las hojas están plegadas y el aspecto general de la planta me recuerda a algunos arbustos durante el verano en los matorrales, con aspecto depauperado, pero que se recuperan durante el otoño-invierno. Espero que así sea y saque en casa un buen montón de sus curiosas inflorescencias.

Justo a su lado, su otro pariente la Prunella sigue sin hacerse el ánimo de florecer, mientras que la clavelina Dianthus deltoides ha dejado temporalmente de hacerlo; la otra, Dianthus barbatus, en un alarde de robustez, vuelve a florecer desde cada axila de los envejecidos tallos florales que ya han dado montones de semillas. Junto a ellas, las Campanula glomerata han hecho una recuperación que se ha reflejado en un crecimiento bien visible, mejor todavía al limpiarle las hojas secas que ya se desprendían con facilidad. La planta más grande casi ha triplicado su tamaño y de ella volvió a brotar un tallo con flores que esta vez sí creció bien separado de la planta, aunque con las flores más dispersas. Realmente no ha dejado de florecer desde que empezó en marzo, aunque hasta la aparición de este tallo la floración se estaba tornando más pobre y poco llamativa.

Arañuela azul celeste
Por el rincón de semisombra todo va bastante bien. Todos los guisantes de olor ya se han secado, las dedaleras hacen frente al calor sin problemas y las aguileñas se resisten a perder su verdor: de hecho, las alpinas siguen sacando hojas bastante grandes. La Astilbe se secó pero tan pronto como me fijé en este asunto, encontré hojas nuevas brotando. Corté lo seco y la planta empieza nuevamente a repoblar su maceta. Justo a su lado está la maceta llena de tallos de las Tricyrtis formosana, que de momento se mantienen frescas. Más allá, la dicentra, totalmente segada, me plantea dudas sobre cómo mantenerla en este estado. Humedezco la tierra un poco a cada visita a fin de que no falte humedad, aunque temo que esto la pudra. No sabré si esto ha valido de algo hasta que rebrote, que tampoco sé cuándo lo hará aunque espero que sea sobre el otoño. Las propias Tricyrtis también desaparecen de esta manera tan acusada una vez termina su ciclo y las trato igual, manteniendo la tierra ligeramente húmeda, y rebrotan. Claro, que esto pasa en invierno; humedad y calor son más peligrosos.

Lino rojo
Precisamente, la planta que peor lo ha tenido de todas, que me temo que perderé muy pronto, es una amapola que ha sido destruida totalmente por los hongos. Se trataba de una maceta donde sembré juntas Papaver setigerum y P. glaucum, aunque por el aspecto posiblemente fuese la primera. La planta había crecido bien y se mantenía verde y recta, en un rincón donde recibe el sol de la mañana. De repente, un día apareció cubierta de polvillo blanco y apenas una semana después casi todas las hojas estaban negras. Es prácticamente imposible que sobreviva, así que tendré que volver a intentarlo sembrándola ya de cara a la temporada siguiente. Las amapolas parecen resistirse a revelar sus flores en la terraza: tengo también unas Papaver orientale que tienen casi un año y no han pasado de ser una pequeña roseta de hojas peludas.

Y es que, con la llegada del calor, los hongos campan a sus anchas entre las plantas. Temo más a esta plaga que a los pulgones, que acaban desapareciendo -ya lo han hecho- sin mayores daños. Los hongos pueden aparecer como algo de escasa entidad y destruir plantas enteras en cuestión de semanas, y hay poco que hacer con ellos. Tanto el exceso de humedad como el de sequedad en verano son su caldo de cultivo, así que en ocasiones cuesta mantenerlos a raya. Acabaron en pocas semanas con los pocos tallos que tenía la Asclepias tuberosa, aunque los corté del todo y la planta inmediatamente emitió unos nuevos, que habrá que ver si llegan a florecer. La planta, dicho sea de paso, crece con un aspecto extraño, torcida y poco consistente. Esperaba una mata más firme y densa.

Lilium 'Stargazer'
En el rincón cercano a la puerta, junto a una Clematis de la que cada vez hay más flores, las macetas que repetían este año con las martiniáceas van a tener que ir dedicándose a otro uso. Sembré las tres especies y sólo germinó una, la Proboscidea louisianica, con una planta muy pequeña y poco lustrosa que ahora comienza a dejar ver sus primeros frutos. Habrá que resignarse y dejar temporalmente de lado a estas especies, de las que tengo semillas para aburrir, y dejarlas pasar por alguna temporada. Es cierto, no puedo salir a la terraza y ver dos macetas grandes vacías que no están teniendo uso, y más ahora que con la llegada de nuevas semillas puedo aprovecharlas para intentarlo con especies grandes. Algo similar ha ocurrido con la Mimosa pudica, que con un par de intentos infructuosos de germinado, este año la he dejado correr. No obstante, con esta si volveré a probar al año que viene.

A estas alturas, por fin abren las primeras flores las azucenas 'Stargazer'. Durante semanas, la entrada que escribí sobre ellas a principios de año, con los ejemplares del año pasado, no deja de ser la más visitada del blog, supongo que por lo mismo de siempre: son plantas que florecen ahora y mucha gente busca información en español. Las flores este año se han abierto con un mes de diferencia respecto al año pasado y de momento escalonadas, pues en la ocasión anterior se abrieron todas a la vez y duraron cuatro días. Por ahora tengo sólo dos y hay capullos que están todavía tan verdes que todo apunta que podría haber 'Stargazer' hasta agosto. Habrá que ver también si las flores duran algo más, pues sus parientes las híbridas asiáticas tenían flores durante unas dos semanas.

Proboscidea louisianica
Y nos acercamos ya al contenedor-jardinera. Allí, qué decir, las plantas van terminando con lo suyo de una manera digna, todavía con poco afeamiento. Las compuestas presentes siguen floreciendo aunque cada vez menos, pero todos los acianos, Coreopsis y la caléndula están formando semillas. Del resto de especies, las Gypsophila van terminando y están haciendo madurar su simiente; las margaritas de Livingstone han desaparecido del todo y la Gilia tricolor sigue floreciendo con cada vez menos intensidad, aunque tengo otra planta en una maceta que tomará su relevo. Todavía se ve algún carraspique, aparecen cada poco tiempo nuevas flores de arañuela (Nigella damascena) y los linos rojos, los únicos dos ejemplares que hay, siguen sacando varias flores a diario. La única planta que todavía no había florecido y lo está haciendo ahora es la estátice (Limonium sinuatum), aunque justamente me ha salido el color menos llamativo: la planta produce espigas de pequeñas flores blancas que están rodeadas por brácteas de colores, siendo las azules o violeta las más típicas y cuyo contraste llama la atención. Pues no: a mí me han salido de un rosado pálido, casi blanco, que apenas destacará con las flores.

He acompañado la entrada con una foto más de la última vara floral de los Hippeastrum, obtenida el 24 de junio. Ha sido la temporada más tardía para esta planta, aunque la vara lleva tiempo cortada. Ya no van a necesitar más agua, aunque las hojas durarán y durarán meses. Meses que veremos cómo se comportan, pues con este año tan extraño quién sabe si el verano no tiene un final suavizado como el año pasado, que sería lo ideal: un mes de agosto que termina con lluvias abundantes y un refrescamiento de la atmósfera muy agradable. Aunque, eso sí, habría que temer por las terribles granizadas que todos los años caen en otros puntos de la Comunidad Valenciana por esas fechas y que hasta ahora no llegan a este rincón. Por el momento, a seguir con los esfuerzos como hasta ahora y tomar fuerzas para lo que viene, pues tengo una recopilación de semillas para la próxima temporada que posiblemente ya doble o triplique la de la presente.

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