martes, 2 de julio de 2013

Compuestas en la terraza (V)

Rudbeckia hirta
Han pasado dos semanas desde la última entrada y ya van quedando menos compuestas que mostrar, pero esto no termina aquí ni mucho menos, pues las que quedan irán escalonándose de tal manera que darán mucho que hablar durante todo el verano y principios de otoño.

Ya ha florecido la Echinacea, pero la primera flor ha salido con los pétalos feos y arrugados, por lo cual he optado por no hacer todavía la foto "oficial" de la especie, a la espera de que alguna de las otras cuatro flores que tiene asomando den mejor la talla. Por cierto, que la planta está teniendo problemas con el sustrato, una mezcla que adquirí en BricoDepot cuya marca no recuerdo, pero que es bastante mala -contiene hasta trozos de madera triturada- ya que no drena cuando se empapa y se reseca como el corcho con el calor. Así, la Echinacea se ha quedado con las hojas y capítulos lacios en dos ocasiones tras sólo dos días sin riego, algo bastante peligroso. En invierno habrá que añadir alguna mezcla al sustrato, aprovechando el descanso de la planta, para que no pase lo mismo a la próxima temporada. Espero poder hablar de ella en la próxima entrada, a ser posible con fotos.

Centaurea cyanus de color rosa
De la que sí os hablaré es de un pariente muy cercano de aquélla, tanto que incluso compartieron género antaño: la Rudbeckia hirta. Se trata de una planta más tierna y pequeña que Echinacea, o al menos ese es su estado actual, pues las plantas nacieron de semillas provenientes de una mezcla, la misma de las Coreopsis y los acianos de colores. Según he podido contar hay unas siete plantas, y sólo tres han llegado a la floración esta semana. La planta parece de crecimiento bastante pausado, pues es de las últimas plantas que han florecido en el contenedor teniendo en cuenta cuándo se sembró, qué tamaño han alcanzado y el tiempo que hace que venía viéndolas y no sabía qué eran hasta que vi que las flores asomaban en una estructura que tenía que ser un capítulo, a juzgar por su aspecto. Por ello, han coincidido ya con pocas especies con las que puedan lucir, dado que muchas anuales están empezando a secarse, a dar semillas o simplemente doblarse por el viento.

Coreopsis tinctoria amarilla
Las plantas son de color verde claro, con hojas más o menos espatuladas aunque angulosas, y muy vellosas, aspecto que hizo que tuviera dudas sobre su identidad durante sus primeras semanas (o meses) de vida. En principio han sacado un sólo capítulo en el ápice del solitario y rectilíneo tallo, aunque supongo que más adelante se ramificarán desde las axilas de las hojas superiores, como muchas otras compuestas hacen, especialmente las especies americanas (salvo los girasoles del tipo agrícola). Las flores son muy llamativas, con el centro color púrpura salpicado por los estambres amarillos, color éste también mayoritario en los pétalos, muchas veces salpicados de rojo oscuro en la base. Tienen un diámetro de unos 6-7 cm., siendo mayores que las Coreopsis pero menores que las Gaillardia o la Echinacea, esta última mucho más grande (como un margaritón, más o menos, aunque con el disco de las flores mucho mayor).

Grupo de Gaillardia aristata
Era una planta que hacía tiempo que quería tener, aunque la mayoría de marcas de semillas que encuentro tienen la extraña costumbre de no venderla suelta, sino que aparece en los paquetes de mezclas de semillas tipo "flores silvestres" o "flores de verano" que suelen venderse. No me queda muy claro su ciclo vital, pero me da la impresión de que con mi clima será perenne, con lo que ya quedan situadas en el contenedor en una posición que ocuparán al año que viene y así podré elegir a sus acompañantes para que combinen con sus colores. También presentan una buena ocasión para obtener, separar y aprendar a identificar sus semillas, ya que no fui capaz de distinguirlas al revisar la mezcla.

En el contenedor, la mayoría de plantas encarrilan su final de ciclo al tiempo que otras comienzan a ponerse a trabajar. Los acianos se han abierto ya casi todos, con lo cual os muestro las dos últimas coloraciones que me han aparecido: uno de flores malva y otro, más llamativo, de un suave color rosa pastel. Este último es de los pocos que se tienen en pie, pues el fuerte viento de levante de todas las tardes ha ido doblando al resto de plantas, que crecen inclinadas y ya empiezan a mostrar las primeras cápsulas de semillas secas. No obstante, los seis colores (azul original, morado, blanco-morado, blanco, malva y rosa) siguen todavía presentes, dado que no se ha secado del todo ninguna planta. Siguen predominando los azules, eso sí.

Centaurea cyanus de color lila
Las Coreopsis acompañan a los acianos entre su follaje, sacando flores continuamente con una gran variabilidad en la extensión del rojo y el amarillo de sus pétalos, con algún ejemplar prácticamente amarillo del todo y muy pocos enteramente rojos. Por encima de todos ellos, las enormes Cosmos bipinnatus de este año ya han comenzado a florecer tímidamente. Hay tres ejemplares que llegan a unos 75 cm. de alto, siendo las plantas más grandes del parterre. Otra compuesta del contenedor, la caléndula, parece que sigue correctamente con su vida aunque me la estoy perdiendo, y esto se debe a que, tan pronto como se retira el sol de encima suya, la planta cierra sus flores. Como hace semanas que voy a regar las plantas al final de la tarde -para evitar, entre otras cosas, un calor que evapore demasiada agua y me moleste a mí- pues sólo consigo ver los pétalos plegados. Por su parte, las zinnias, viendo lo que hay a estas alturas, se han quedado como están: el ejemplar de flores rosa tiene varias abiertas y se conservan muy bien, mientras que el de flores asalmonadas de momento está a la espera de abrir todavía la segunda flor. Las 'Liliput' también escasean, y uno de los ejemplares más pequeños se secó al estar en un extremo del contenedor donde supongo no llegó bien la humedad alguna semana y acabó con la planta.

Pero las zinnias no se limitan al contenedor, pues las que planté a modo de "extra" ya están floreciendo y son, de momento, muy bonitas. La primera en abrir es rosa, como siempre, aunque esta vez ha salido una planta de flores enormes con multitud de pétalos -van cuatro "filas" y sigue sacándolos en el centro-; a su lado, un ejemplar rojo como nunca antes había tenido, y otro de flores pequeñas color pastel que no corresponde, que yo sepa, al cultivar 'Liliput', pues aquí sólo utilicé semillas de los botes de mezcla y del sobre del tipo dalia. Empiezan a demandar mucha agua, eso sí, y entre riegos las hojas se arrugan bastante. Les falta muy poco para estar totalmente desplegadas, así que espero poder mostrarlas en la siguiente entrada.

Rudbeckia hirta
Las Gaillardia aristata empiezan a mostrarse menos presentables debido a la gran cantidad de capítulos en proceso de maduración que hay, además de darme la impresión de que tanto calor (que languidece los pétalos) y viento (que los arranca) está contribuyendo a que la planta no luzca como en la foto de grupo que aparece en la entrada, que es del pasado día 22. De todas maneras, dejo estas "bolas" para obtener semillas y no dejo de ver nuevos capítulos en formación, con lo cual la planta siempre se mantiene floreciendo y puedo deducir que, en cuanto baje un poco el calor, la planta volverá a convertirse en un globo de vivos colores flamígeros.

A su lado, la Ratibida columnifera no deja de sorprenderme, ¡qué rápida es esta planta! Me da la impresión de que cada día que voy ha crecido unos centímetros de manera visible. Ya asoman varios capítulos, y tienen una curiosa forma de hacerlo que más que a una compuesta me recuerdan a las espigas del llantén, los cereales o algunas labiadas: la pronunciada "mazorca" se está desarrollando en tamaño, y supongo que será cuando alcance su pleno desarrollo cuando empiecen a aparecer las florecillas tubulares y se estiren los pétalos. Cualquier otra compuesta abre sus capítulos como una flor simple, revelando el centro cuando los pétalos se despliegan. Aquí la estructura central que porta las flores es tan grande que es lo primero en desarrollarse, a lo visto.

Gaillardia aristata de flores rojizas
A escasos centímetros de allí, comienza a tomar forma la Cosmos sulphureus que sembré el mes pasado, con varias hojas a la vez y haciendo frente a un montón de pulgones; en el contenedor están empezando a aparecer ahora plantitas que se asemejan a ella, y no me extrañaría que fuesen lo mismo, aunque me parece algo raro que estén germinando tan tarde viendo lo grandes que están sus hermanas C. bipinnatus, sembradas en las mismas fechas. He retirado de aquí al crisantemo tricolor (Glebionis carinata) para exponerlo al sol junto con sus compañeras de familia, dado que ya asoma desde el centro su primera flor. A su lado, la Gazania de flores amarillas por fin se vuelve a animar y florece con profusión, mientras que sigo a la espera de que lo haga la de flores anaranjadas que todavía no he mostrado por aquí. Las demás -Mauranthemum, Osteospermum, Felicia, Bidens...- siguen dando flores, y los alazores (Carthamus tinctorius) hace semanas que se secaron tras la floración, como estrictas bienales. Parece que tuve éxito con las siembras que hice a mediados de primavera en el contenedor, pues hay tres plantas, al menos muy parecidas, surgiendo en la parte trasera de éste.

Gaillardia aristata amarillo-rojo
En la zona central, el áster parece haber ganado su batalla con los hongos y algunos tallos comienzan a tomar altura: lleva un mes de retraso respecto al año pasado, pero también hay que ver la influencia del clima. Clima que, de momento, me está respetando a los edelweiss, que siguen sacando hojas y hasta han aparecido nuevas flores; sin embargo, esta semana mismo ha empezado a hacer calor de verdad -los 30ºC a diario de rigor- y falta ver cómo se comportarán. Espero que simplemente pasen por un "estiaje" y den un breve estirón en otoño antes de hibernar. Frente a ellos, las dalias han comenzado ya su agónica travesía veraniega y a base de podas -había bastantes hongos en las hojas y tuve que sanear para evitar males mayores- las he dejado casi peladas. El experimento este verano es simple: cuantas menos hojas tengan, menos regaré. Ya lo hago una sola vez por semana o más y de momento no ha habido problemas. Visto lo visto, deberían recuperarse en otoño y funcionar bien hasta noviembre, pero no entiendo a qué se debe este decaimiento tan agresivo cuando hace calor siendo como son compuestas con órganos de reserva a las que se les presupone resistencia al calor: otras plantas con tolerancia a esta situación (prácticamente todas las mencionadas antes) resisten sin problema, y la otra compuesta con órganos de reserva que tengo, la Liatris, justamente sólo se desarrolla y florece en verano.

Las más jóvenes del lugar continúan con éxito su desarrollo. Los diversos girasoles que fui sembrando y consiguieron establecerse van empezando a tomar altura. Uno de ellos ya está lo bastante grande como para mostrar indicios del primer capítulo, y permanezo a la espera de comprobar si se trata finalmente de una planta de tipo ramificado y no de tallo simple. Hay otras cinco plántulas todavía sin hojas verdaderas que crecen bastante bien, aunque no las tengo todas conmigo de que prosperen todas ellas: calor, pájaros... En un entorno más protegido, en el patio, tengo desarrollándose una diminuta plántula de Ratibida pinnata, que de momento lleva aguantando una semana: faltará ver si consigue superar la aparentemente larga fase que pasa sólo con cotiledones, como ya ocurrió con sus parientes las R. columnifera. No descartaría llegar un día y que se hubiera secado, aunque no es un tema preocupante, pues las semillas germinan con enorme facilidad al ponerlas sobre papel húmedo. Si este intento falla, habrá que aplazar el experimento a finales de agosto.

Así siguen pues las cosas con las compuestas. Muchas cosas poniéndose interesantes, un verano que al fin se pone serio y un montón de ideas y proyectos a llevar a cabo tan pronto como se pueda.

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