sábado, 13 de julio de 2013

Compuestas en la terraza (VI)

Echinacea purpurea
Con el verano apretando sin piedad, las compuestas siguen dominando la terraza gracias a que no les quito ojo de encima. Cuando ya parece que no queden más flores que ver, las especies que se encontraban a medio camino abren algunas y hacen su aporte de color a la azotea.

Ya hablé hace poco de las zinnias, que se encuentran en su punto álgido, aunque los hongos parece que avanzan sin freno. Volvieron también a atacar al áster, que parece ser más resistente con ellos aunque a estas alturas sigue preocupantemente pequeño, con un tallo que no termina de crecer. Habrá que rociarlo con un spray insecticida-funguicida que conservo de hace un tiempo, a ver qué ocurre. Si dejo de regarlo para que la humedad no se acumule, se reseca demasiado. De aquí al otoño saldré de dudas.

Ratibida columnifera  pulcherrima
Empieza a tomar ritmo la floración de la Echinacea purpurea. Ya tiene cuatro capítulos abiertos, y aunque los pétalos no lucen demasiado bien ya que se arrugan a los pocos días, aún pillé una pasable para fotografiarla. La planta ha alcanzado sobre medio metro de altura y de vez en cuando lo pasa mal con el calor todo y que es una planta acostumbrada a ello. Los capítulos, muy llamativos, son de un tamaño apreciable, destacando sobre todo la estructura que contiene las flores. Ésta es ancha (5-6 cm.) y lo que al principio creía que serían los tubos que contienen las flores, en realidad son espinas rígidas. Las flores se encuentran entre ellas y van mostrando sus estambres cada poco, y el conjunto se va abombando más conforme las flores maduran. Con razón leía en algunos sitios que estas estructuras siguen siendo vistosas tras secarse la planta: será algo parecido a las cardenchas y cardos, con espinas resecas aguantando meses.

La floración nueva de la semana ha sido, como ya venía anunciando, la de la Ratibida columnifera var. pulcherrima. La alargada estructura portadora de flores comienza a desarrollar en su base unos pequeños pétalos verdes que acaban convirtiéndose en banderolas rojas y amarillas de aspecto redondeado, a la vez que las flores van abriéndose paulatinamente de abajo a arriba. La planta ha crecido totalmente inclinada por su posición en la terraza y esa pose ya no puede corregirse, aunque si la cambiase quizás las flores apuntarían hacia arriba. Se ha abierto la primera, pero como siempre pasa, hay un montón de flores en camino que empezarán a abrirse a la vez llamando a la tentación de volver a realizar fotos, esta vez a todo el conjunto. Algo similar a lo que pasó con las Gaillardia, cuya espera desde que aparecieron los capullos se hizo eterna y ahora veo pasar los capítulos uno tras otro y otro cada semana.

Rudbeckia hirta
Las Rudbeckia siguen apareciendo poco a poco en el contenedor, con diversos tamaños y combinaciones de color. Son desde luego bastante duraderas, pues mientras que la primera de ellas sigue aún abierta y en bastante buen estado, otras parientes como las Coreopsis han abierto y cerrado montones de flores desde entonces. De momento no veo que los tallos muestren algún signo de que vayan a ramificarse, aunque viendo la calma con que se lo toma todo esta planta, supongo que habrá que esperar.

En el mismo contenedor, vuelven a ofrecer su floración las Cosmos bipinnatus, cuya presencia terminó hace poco en otro pequeño contenedor frente a ellas. Las plantas de aquí son enormes, con casi un metro de altura, y de momento sólo está floreciendo una mientras las otras siguen creciendo más todavía, sin mostrar signos de aparición de flores. Crecen con una impecable verticalidad y salvo un ejemplar con el follaje algo estropeado, verdes y sanas. En el contenedor anterior permanecen los tallos secos de la otra generación con todavía alguna semilla colgando, y todas las que cayeron o esparcí intencionadamente a sus pies están brotando de tal manera que la continuidad de la especie parece que irá para largo. Mientras tanto, el hueco lo ocupan todavía las dos Xerochrysum, con menos flores, y un pequeño grupo de Tagetes patula, otra anual que tiene su sitio hecho a base de autosiembras.

Cosmos bipinnatus
Se han recuperado también las Gazania, que no dejan de desarrollar sus flores una tras otra a pleno sol, con lo que finalmente puedo mostrar imágenes del ejemplar anaranjado que llegó a casa en junio. Es curiosa la necesidad que tienen de tener al sol incidiendo directamente encima de ellas, pues de esto depende que las flores se abran o no. En los momentos de mayor insolación, los capítulos se abren y van haciendo lo propio las flores tubulares. Tan pronto como el sol desaparece, sea porque lo tapan ya los edificios o las nubes, los capítulos comienzan primero a plegar hacia adentro los pétalos y éstos posteriormente se pliegan verticalmente. Este proceso se irá repitiendo hasta que hayan florecido del todo y comiencen a formar semillas, aunque de momento las plantas están bastante sanas y he optado por no dejar madurar ningún fruto, cortando las flores viejas para que aparezcan más.

Las margaritas (Mauranthemum paludosum) resultantes de la planta que adquirí en marzo lucen mucho mejor que su progenitora. La maceta está llena de tallos más bajos y rectos que aquélla, además de tener capítulos más anchos. A su lado, a la margarita de El Cabo (Osteospermum fruticosum) se le empieza a notar que ha crecido y florece con mejor ritmo, aunque algún insecto -posiblemente alguna avispa- se dedica a morder sus pétalos, cosa que también ocurre con las dedaleras.

Gazania rigens
Justo en el mismo punto, ayer me encontré ya al crisantemo tricolor (Glebionis carinata) desplegando su primera flor. He tenido suerte, pues ha salido de uno de los colores que me parecen más llamativos: blanco con dos aros interiores, rojo y amarillento. La flor estaba a medio desplegar y no hice ninguna foto, a la espera de que se abra completamente y no haya problemas con el calor. A escasos centímetros se encuentra la Cosmos sulphureus, que ha crecido espectacularmente en su primer mes de vida y posee bastantes hojas amplias y divididas que, como las flores de Gazania, se pliegan cuando el sol se va.

Por el momento, la variedad de especies es grande, pero van quedando pocas novedades ya. De plantas adultas, quedarían por florecer las Liatris spicata, el áster de Nueva York, la milenrama (con tallos asomando ya) y poco más. El resto, casi todas anuales como los girasoles o la nombrada Cosmos sulphureus, todavía tardarán un poco. Paralelamente, las nuevas especies que han llegado a casa lo han hecho en forma de semilla, por lo que las plantas, si todo va bien, crecerán para dentro de unos meses y según especies es posible que la floración haya que esperarla ya para la próxima temporada. Así pues, a falta de unas pocas especies que siguen floreciendo o lo harán pronto, cuándo habrá para llenar una entrada hablando de compuestas es algo que está todavía en el aire. Aunque, viendo cómo crecen estas plantas, quizá sea antes de lo esperado.

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