lunes, 29 de julio de 2013

Calor y viento, mala combinación

Flores de Asclepias tuberosa
Como se ha ido viendo, hacer entradas en el blog que muestren la alegría y color de la terraza cada vez es más complicado. Y es que, como he dicho en alguna ocasión, la parte central de nuestro verano equivale en "tristeza" a esos duros inviernos de las zonas más frías: hay que hacerse la idea que pocas plantas sobreviven o se mantienen bonitas durante ese tiempo.

Aunque este año no escatimo en riegos y procuro estar cada dos tardes en la terraza, cuando una planta encara su final no hay nada que hacer. Estos días las temperaturas han sido algo más altas, con los picos máximos del año (que, aún así, están por debajo de los de otros años) y un poco de poniente que no ha llegado a ser demasiado fuerte; da igual, sin embargo, porque el propio viento de levante sirve para agravar la falta de agua ya que no parece traer consigo la humedad que uno espera. Esto es, desde buena mañana hasta mediodía las plantas están soportando una intensa insolación y por la tarde el viento sigue retirando humedad. Eso sí, hay que reconocer que para nuestro gusto, la brisa casi continua se lleva también el calor de la terraza y se puede estar cómodamente a partir de las cinco de la tarde, cuando sólo dos horas antes el calor es infernal. No obstante, a pesar de todo esto, ya han habido varias plantas que no han podido resistir el verano, aunque todo tiene solución.

La entrada de hoy no es más que una previa a la que haré a mediados de semana, cuando comience agosto, para resumir cómo va la terraza en la mitad del verano y más de medio año transcurrido. De momento adelantar que he vaciado por completo el contenedor de los bulbos, guardando y clasificando éstos y apartado la tierra usando tan sólo bolsas de basura grandes, una solución que no había tenido en cuenta. Con la ayuda de mi hermano, igual que cuando trajimos todo, en apenas dos horas hemos guardado todo el sustrato y quedo a la espera de reconstruir de nuevo el fondo del armazón de madera con sábanas viejas y plástico negro más grueso, el cual todavía no he mirado dónde adquirir aunque tengo a mano cooperativas agrícolas prácticamente en todos los pueblos de alrededor, no creo que sea difícil, ni caro. Una vez reconstruido volveré a echar toda la tierra, pero los bulbos los plantaré en septiembre, para cuando espero tener además alguna adición nueva.

Las únicas plantas que quedaban en crecimiento allí, las Liatris, las he tenido que colocar con tierra y todo en una maceta. No creo que lleguen a florecer este año, pero al menos que terminen de crecer y en invierno ya las reubicaré, pero no en el contenedor. Algunos gladiolos enanos seguían con hojas, pero las raíces secas, y los he dejado para que terminen de secarse. Todo lo demás está convenientemente guardado y etiquetado para que no haya líos y, además, ya he podido hacer un recuento de las especies que han tenido problemas o directamente desaparecieron del todo sin dar siquiera hojas o flores. Eran las que suponía, vaya.

En la foto tenemos las flores de la Asclepias tuberosa, posiblemente la última vivaz de las que llegaron en febrero-marzo que ha conseguido florecer. La planta ha tenido una historia rara, muriendo la parte aérea hace un mes a causa de los hongos y volviendo a rebrotar, igual de torcida y pobre, pero esta vez consiguiendo florecer. Veré si al próximo día consigo una foto mejor, porque hoy el viento era bastante incordio.

Aún llegó a llover un poco el pasado sábado, pero en julio esos 2,5 mm. precipitados no se pueden ni tener en cuenta. Eso sí, 2013 está siendo curioso, pues desde que comenzó el año no han pasado más de 20 días sin que llueva aunque sea un poco, cosa que no podríamos decir del anterior 2012 mismo. Pero, de momento, hasta que no lleguen las lluvias de final de verano (si llegan) y las otoñales, no pueden hacerse planes. Del presente y futuro hablamos en unos días.

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