jueves, 18 de julio de 2013

(Im)paciencia

Spilostethus pandurus
Con el doble sentido con el que titulo la entrada no quiero sino definir lo que suele traer el verano en una zona tan calurosa como ésta: paciencia para esperar a la siguiente temporada, pero impaciencia por que llegue aunque sea un otoño en el que poder seguir realizando proyectos para las plantas. La prueba de este año es averiguar si durante el caluroso estío se pueden seguir sacando adelante algunas plantas para tenerlas más preparadas de cara a la llegada de la siguiente primavera. O incluso este otoño mismo.

El año pasado, más caluroso que el actual, tuve que dejar de sembrar sobre mediados de junio. Todos los intentos los realicé directamente en la terraza y el sistema que suelo utilizar en épocas más suaves, el cubrir con plástico hasta que las plántulas sacan sus primeras hojas y luego dejarlas crecer al descubierto, resulta inviable. Si no se asan bajo el plástico, se queman cuando se reseca la capa superior del sustrato. Así pues, tenía al verano como una etapa de tres largos meses (junio-septiembre) en los que ya no se puede plantar, y todo lo sembrado después se tiene que plantear como especies que se desarrollen al año próximo.

Sin embargo, no es del todo cierto que un verano caluroso sea hándicap para seguir sembrando. Tanto el pasado año como este, paralelamente a los intentos infructuosos, las plantas que pierden sus semillas en la terraza tenían más éxito resembrando que yo por métodos más rebuscados. Así, unas semillas de Tagetes patula germinaron sobre mediados de junio y crecieron, con acusados altibajos por el calor y sequedad, para florecer intensamente a lo largo del otoño e invierno, secándose en enero tras dar cientos de semillas. Algunos Antirrhinum majus empezaron su desarrollo aquel mismo verano y uno de ellos es el que todavía conservo (y sin parar de florecer). Este mismo año, las Ageratum houstonianum más jóvenes-que se han convertido casi en una plaga- ya emergen del sustrato del contenedor, y un ejército de plántulas de Cosmos bippinatus toman el sitio en el que crecieron dos plantas el otoño pasado que estuvieron dando flores hasta bien entrada la primavera. Huelga decir que las semillas frescas de esta cosmos tienen un poder de germinación tan alto que ni siquiera les importa el invierno, ya que durante éste me germinaban hasta en los recovecos de las baldosas donde conseguían arraigar.

Plántulas en semillero de verano
Visto esto entonces, ¿por qué no iban a poder sembrarse semillas a elección durante el verano? A principios del mes pasado, aunque con temperaturas menos duras, sembré una Cosmos sulphureus de la que he ido hablando en las entradas sobre compuestas y que a día de hoy está grande, verde y mostrando ya la que será su primera flor. Poco después sembré lino (Linum usitatissimum) que todavía sobrevive, pero crece muy poco a poco y no sé que será de él. Esto lo hice como simple experimento, pues puedo esperar al otoño o finales de invierno para obtener plantas que florezcan en primavera. La idea actual pasa por hacer unas pocas siembras de especies perennes y alguna que otra anual de crecimiento rápido y resistencia al otoño (que podría resumirse en "casi todas"). El calor es el adecuado para hacer germinar las semillas, la mayoría de las cuales se conforman con 17-23ºC para hacerlo (ni las mínimas actuales son tan bajas) y tan pronto como llegue el otoño podrán beneficiarse de la bajada de temperaturas y mayor humedad ambiental. Así, puede que muchas de ellas lleguen a la primavera con capacidad para florecer. Eso sí, he trasladado la zona de pruebas al patio, donde hace mucho calor, hay luz todo el día pero no da el sol directamente.

Las anuales que todavía pueden sembrarse ahora son aquellas que no tienen problema en resistir el calor durante sus primeros pasos y florecer tras sólo unas semanas de vida, independientemente de la época. La mayoría de compuestas de climas templados cálidos (plantas mexicanas, sudafricanas, mediterráneas, etc.) son adecuadas para ello. Las zinnias serían buenas candidatas, pero de momento no tengo intención de sacar adelante más mientras me queden de las actuales. Pero cuidado, hablo, de las zinnias variadas: de la Zinnia haageana 'Chippendale' sí he sembrado unas pocas semillas a la espera de poder verla cuanto antes. Germinaron en apenas dos días.

Semillas adquiridas vía eBay
Otro buen motivo para hacer esto ahora es para llenar los meses que van de noviembre a febrero, generalmente los más vacíos de flores exceptuando a las plantas de floración continua y algunos bulbos tempranos. Dado que el invierno de Cullera no parece afectar a la mayoría de anuales -raro es el día que se baja de los 8ºC-, al menos éstas pueden lucir en macetas. En el contenedor ya se verá, pues sería preferible atrasar la siembra hasta finales de septiembre o principios de octubre, con las primeras lluvias, para aprovechar la humedad y no adelantar en exceso algunas plantas. Sé por otros años que algunas plantas esperan a la primavera para florecer aunque se hayan sembrado en otoño, pero otras lo hacen cuando tienen una talla determinada y pueden ser algo prematuras secándose, como los acianos: los sembrados en primavera mueren a finales del verano, pero los otoñales pueden estar floreciendo en enero y secándose en abril, justo cuando empezarían a combinar con sus compañeras.

Mientras tanto -y para explicar la primera imagen-, las flores que quedan ahora, que tampoco son pocas, atraen a montones de insectos muy variados, como el chinche Spilostethus pandurus de la imagen o multitud de himenópteros que van desde diminutas avispas hasta los grandes abejorros y abejas carpinteras. Las mariposas, sin embargo, no son demasiado abundantes. Sí se ven de vez en cuando moscas de las flores, moscas cernícalos y, ya fuera de los insectos, arácnidos como las arañas saltadoras o las arañas cangrejo: de estas últimas encontré una blanca camuflándose en los arrugados pétalos del crisantemo tricolor, pero no ha querido posar para la foto. Los pulgones, los más indeseados, han tenido por suerte una presencia brevísima este año y no han causado daño alguno.

Así pues, todo esto queda como un experimento que seguiré con atención. Puede que en apenas un par de semanas todo se haya secado y cancele las pruebas hasta dentro de mes y medio, o puede que para esas fechas las plantas de hoy estén ya altas o incluso floreciendo. El tiempo dirá.

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