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Monarda citriodora |
Ya ni sorprende que este mes sea una continuación del angustioso periodo de sequía que estamos padeciendo. Mayo suele ser el último mes lluvioso antes del verano, pero pasados los primeros quince días, en los que ha habido pocas nubes y ni una miserable gota de agua, las esperanzas se antojan escasas. Son ya 25 días desde la última vez que cayeron unas gotitas del cielo que no acumularon ni 2 mm de precipitación. En mayo de 2013 cayó más agua que en estos primeros cuatro meses y medio de 2014. Casi nada.
La suerte es que todavía se está manteniendo una temperatura agradable que apenas ha superado los 30ºC en una ocasión, el pasado día 10, afortunadamente sin vientos de poniente de por medio. Es precisamente el viento, que sopla desde el Mediterráneo de forma continuada, el que está atenuando la subida de temperaturas que tarde o temprano acabará llegando.
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Aquilegia alpina |
En la terraza ya se empieza a ver lo de todos los años: las brisas continuas van inclinando a algunas plantas superiores al medio metro de altura. El viento las empuja, el decaimiento entre riegos hace que el peso se acumule hacia el lado inclinado y, finalmente, aunque el riego vuelve a levantar las hojas, la propia incidencia del chorro de agua en la base de las plantas hace que ésta ceda al quedar el sustrato blando. Así, por ejemplo, hace dos temporadas el
áster de Nueva York, que crecía perfectamente vertical, llegó a su máximo apogeo totalmente apoyado contra el reborde del contenedor.
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Silene armeria |
Las protagonistas de estos días hablan en rosa. Unas de ellas son las
Monarda citriodora, unas
lamiáceas norteamericanas con agradable olor a limón. Fue en noviembre cuando sembré una maceta rectangular de buen tamaño con tres especies de este género, con germinación de todas ellas. No memoricé bien el orden, puesto que pensaba que estas plantas que han florecido ahora, las que más abundan en la maceta, habían sido las
Monarda fistulosa, especie de la que, por cierto, tengo una maceta que sembré en julio que nunca ha florecido. Tan pronto como comenzaron a aparecer indicios de las inflorescencias salí de dudas: en la
Monarda citriodora las flores se disponen en verticilos apilados a modo de "pisos", como ocurre en otras especies de la familia como la menta poleo, los marrubios, las
Leonurus o algunas salvias. A los bellos conjuntos de flores rosadas les acompaña una serie de brácteas de tonos purpúreos con aspecto de lengüeta. Es una planta que no ocupa demasiado espacio horizontal y que sin duda al año que viene pondré en el contenedor con otras herbáceas.
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Aquilegia 'McKana' |
La segunda especie de flores rosadas que se ha manifestado y que ha dado una refrescante nota de colorido al contenedor ha sido una pariente de los claveles, la
Silene armeria. La planta fue sembrada en septiembre, como muchas de las semilleras, y fue creciendo discretamente sin que tuviese clara su identidad. Fue cuando ya comenzó a ganar altura y empezar a mostrar los futuros botones florales cuando se me ocurrió buscar imágenes de las especies que había sembrado en ese punto y la identifiqué, confirmando su identidad al ver las primeras flores. Se trata de una planta de color glauco, con hojas sésiles (sin pedúnculos, pegadas diorectamente al tallo) y ramificada desde la base. Las flores aparecen en densos ramilletes y tienen un color rosa muy luminoso. Según me he informado, hay que ir con cuidado pues es de esas plantas con facilidad para expandirse por todos lados si se deja perderse a las semillas. En el contenedor sólo he detectado otras dos ejemplares de pequeño tamaño, así que de entrada la siembra inicial no es que fuese especialmente bien. Me gusta el porte de la planta y creo que tendrá continuidad en la terraza mientras se pueda.
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Isotoma axillaris |
Las simpáticas
Isotoma axillaris siguen floreciendo sin parar y ahora mismo predominan las flores prácticamente blancas, mezcladas con las de color lila tradicional y unas pocas rosadas. Desconozco si realmente existen distintas mutaciones de color como ocurre con muchas herbáceas floríferas pero lo cierto es que imaginaba que era una planta sin variaciones, encontrándome por sorpresa con esta mezcla improvisada de tres tonos. Ya me he fijado también, en las flores que empiezan a marchitarse, que la cápsula de frutos parece bastante evidente y no será difícil recolectar semillas.
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Viola x wittrockiana |
En el rincón trasero, casi tan soleado en esta época como la zona abierta de la terraza, destacan sobre el resto las
aguileñas. La
Aquilegia alpina, que parecía que le costase más crecer que a su pariente híbrida, ha terminado por ponerse más frondosa y como continúe así superará en altura a su compañera. Buen resultado para una planta que ya lleva dos temporadas en casa y es la tercera vez que florece, pues el verano pasado tuvo un breve periodo de floración, más discreto que el primaveral.
Pocas plantas más quedan que estén floreciendo en óptimas condiciones en este rincón, pues parece que las que prefieren condiciones más frescas ya comienzan a pasarlo mal, incluso las
Digitalis purpurea, que están dando unas floraciones bastante decepcionantes, y eso que se trata de plantas de menos de un año de edad. Otras, simplemente, están comenzando a bajar el ritmo y por ello han dejado de destacar: tal es el caso de los
Oxalis articulata -no así el
Oxalis tetraphylla, que está en pleno auge-, la
Saxifraga x arendsii o las
Papaver nudicaule, las cuales parece que sigan vivas a duras penas. En cambio, a estas alturas empiezan a despegar los
pensamientos, entre los que ya han aparecido dos variantes más de color sumándose a la que floreció a finales de marzo: una de flores moradas y otra de flores amarillas, ambas con manchas negras en el centro, lo que las diferencia de los ejemplares de ese mismo color
que tuve en 2012.
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Detalle de Monarda citriodora |
A pesar de que el tiempo no acompañe, la terraza todavía reserva sus sorpresas. Quedan muchas especies por florecer que muestran un aspecto bastante esperanzador, y plantas que si bien no presentan todavía indicios de floración, su crecimiento es favorable y quizá sean las que se encarguen de engalanar con sus colores los primeros días del verano que, casi sin darnos cuenta, en poco más de un mes ya lo tendremos aquí. Volverá otra vez esa época de reflexión, reconfiguración y preparativos para conseguir una mejor temporada próxima. Temporada que espero con mis mayores deseos que venga acompañada de una cantidad decente de precipitaciones, al menos durante el otoño, que den un empujón a las plantas y al optimismo.
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