jueves, 22 de mayo de 2014

De termómetros y pluviómetros

Ratibida columnifera var. pulcherrima
Vaya mes de mayo. Ya sólo quedan nueve días para que el mes concluya y la cantidad acumulada de precipitaciones es la misma desde hace exactamente un mes: cero. La única suerte que estamos teniendo, como comenté en entradas anteriores, es que la escalada de temperaturas está siendo moderada e incluso episodios de poniente como los que hemos tenido durante esta semana han sido bastante tenues dentro de lo que cabe y las temperaturas apenas se han acercado a los 30ºC, si bien el lunes se superaron en un momento puntual del día. No obstante, sí se nota ya que la radiación solar se ha endurecido y estar a pleno sol durante el mediodía se hace molesto. Como siempre, quedamos pendientes de las probabilidades de lluvia que aparecen para dentro de demasiados días como para ser precisos: ahora mismo se prevé que llueva el domingo y algún día de la semana que viene. Mucho debería llover para que este mayo no sea histórico en cuanto a ausencia de precipitaciones, superando de momento al de 2009, que dio menos de 6 mm. de lluvia.

Salvia farinacea
En la terraza todo esto se puede solventar regando en abundancia, aunque luego haya que aumentar el esfuerzo al subir litros extra de agua. Calculo que más o menos estoy utilizando unos 130-150 litros semanales -es lo que tiene llevar el agua en garrafas, que sé la cantidad exacta-, lo que equivale a la misma cantidad en kilos que tengo que subir por las escaleras: no puedo negar que se hace ejercicio. Hay plantas que ocasionalmente puedo dejar sin regar entre medias, esto es, regar una vez cada cuatro días, pero son muy pocas: cactus, crasas y bulbosas muy resistentes. El resto no perdonan: no hay herbáceas "resistentes a la sequía" que lo sean de verdad en la terraza y con la limitación que suponen las macetas, todas requieren su dosis semanal.

Gazania rigens naranja
Empezando por las cosas tristes, ha habido algunas bajas prematuras en la terraza. Una de las más radicales ha sido la de la Lychnis viscaria: ha ocurrido lo mismo que el año pasado en verano, pero antes y de manera más inesperada. La planta se veía verde, sin problemas aparentes. Di un suave tirón a uno de los pedúnculos florales secos con tal de eliminarlo (cuyas cápsulas de semillas ya están a buen recaudo) y me llevé media planta detrás. No había nada que hacer, pues toda la base del ejemplar estaba totalmente podrida y la planta se desprendía con apenas dar un ligero tirón a cualquier hoja. No entiendo si es que la planta  no tolera un riego continuado, pero el caso es que no muestra señales de aviso, como amarilleo de hojas o similar: simplemente, se le pudre el tallo, volviéndose pasta. A partir de ahora creo que sólo probaré a reproducir las semillas que tengo de esta y de la planta de 2013.

Esfinge colibrí libando una Monarda
Otra planta que no ha terminado de desarrollarse al 100% es la Collinsia heterophylla, cuyas fotos publico a título póstumo. Se trata de una anual emparentada con los antirrinos y linarias cuyas flores crecen en verticilos apilados, de manera muy similar a un lupino, lo que le ha valido el nombre de "pagoda china". No llegué a ver esta formación florífera totalmente desplegada, pues la planta empezó a amarillear rapidísimamente y un par de semanas después lo amarillo se puso marrón, así que ya la aparté y dejé de regar. Al menos he podido comprobar lo fácil que se obtiene desde semilla y admirar al detalle sus primeras flores, con lo cual no me queda más que esperar al otoño para sembrar nuevos ejemplares. Algo parecido ocurrió el año pasado con la Lavatera trimestris 'Silver Cup', aunque a ésta le dio tiempo a florecer un poco más.

Collinsia heterophylla
Pero hablemos de colores. Poco a poco se van abriendo nuevas flores de especies que florecen por primera vez en la terraza y que seguramente empiecen a protagonizar entradas a partir de la semana que viene. Pero antes, veamos el progreso de algunas conocidas: la Salvia farinacea, que tuvo un decaimiento muy dramático poco después de haberla adquirido -era verano- se ha renovado tras una paciente espera. Como muchas otras lamiáceas, su crecimiento es vivaz. La planta perdió su parte aérea vieja durante el invierno, a la vez que asomaban pequeños tallos desde la base, los cuales ahora mismo portan una espiga de flores más grande que cualquiera de las que tuvo anteriormente. Y es sólo la primera, pues ha seguido ramificándose y vienen más flores. A su vez, de una de las semillas que dio la planta el año pasado he obtenido otro ejemplar que, a pesar de que no mide más de 10 cm., ya empieza a formar sus propias flores también.

Viola x wittrockiana amarilla
Florece por segunda vez y en su segundo año de vida la Ratibida columnifera var. pulcherrima. A la planta le busqué una ubicación algo desacertada en 2013, en un lado donde el sol sólo pasa por arriba y pronto queda hacia atrás, consiguiendo con ello que los tallos crecieran tan inclinados que al final florecía tocando el suelo. Este otoño ya la cambié de sitio y la expuse al sol, donde desarrolló una roseta basal más grande que la de la temporada anterior. Un buen día la roseta empezó a ponerse fea y no era sino el avance tras el cual la planta comienza a emitir nuevos tallos para florecer. Esto es, ahora mismo que la planta está floreciendo de nuevo, la roseta ha desaparecido y parece una planta distinta. Aunque esta vez los tallos sí crecieron rectos, es inevitable que por su gran tamaño -en torno a los 75 cm.- y por tener el peso concentrado en el extremo, en las cabezuelas, acaben inclinándose aunque no de manera tan dramática como la temporada anterior, que parecía una rastrera. Este año los capítulos son más grandes y espectaculares: tanto ha crecido que me está tapando incluso algunas otras especies que hay detrás de ella y que en teoría deberían haberla sobrepasado en altura.

Blanquita de la col en un Oxalis
Hace un par de semanas me hice con otra Gazania. El año pasado tuve dos, pero la amarilla murió. Esta planta actual tiene las mismas hojas verde oscuro con el envés grisáceo, pero con grandes capítulos naranja, con pétalos mayores con espejuelo en la base y un disco central, donde se ubican los flósculos, más amplio que el otro ejemplar que tengo, el cual si le supera en algo es en tamaño. Además, esta Gazania nueva parece ser de esas selecciones cuyos capítulos no se cierran inmediatamente tras retirarse el sol: a las siete de la tarde, por ejemplo, todavía están empezando a plegar sus pétalos, mientras que el otro ejemplar tiene sus cabezuelas totalmente cerradas como una sombrilla plegada. Me gustan mucho estas plantas, son muy efectivas y, por qué no decirlo, con el precio al que las encuentro en Cullera -0,60€- no suponen un gran desembolso. Todavía me haría con una más si encontrase un ejemplar con el clásico colorido amarillo vivo con el espejuelo verde en la base de cada pétalo, variedad que tuve en 2011 y duró muy poco y que fue obtenida, atención, de una única semilla que logré encontrar en una gazania de esta misma tienda que tenía mi tía en su terraza, teniendo exactamente la misma historia de mis antirrinos de mata baja, aunque con un punto y final bien definido.

Collinsia heterophylla
A pesar de que el tiempo es bueno, cada vez parece que haya menos insectos por la terraza. Han vuelto con ímpetu las esfinges colibrí, las cuales introducen con precisión su espiritrompa en cualquier flor que se preste aunque resulta gracioso ver cómo ponen más atención en las flores de configuración totalmente tubular, como las Isotoma axillaris. En ese rincón de la terraza pasan el rato, pues con el montón de Monarda citriodora que hay floreciendo tienen una buena distracción. Ocasionalmente aparecen algunas mariposas diurnas clásicas, como la blanquita de la col (Pieris rapae) de la foto, que se encontraba debajo de la malla antipájaros del rincón trasero y no sabía muy bien cómo salir, pero se le olvidaba escapar cuando se posaba en las flores y empezaba a libarlas, desde los pensamientos hasta los distintos Oxalis. Himenópteros quedan muy pocos y dípteros menos, aunque esta semana estoy viendo una abeja, de color amarillo y negro y muy ágil, cualidad ésta que ha hecho imposible siquiera acercarme a ella, aunque por lo poco que he visto tiene pinta de ser un miembro de la misma familia que la abeja roja que llega a la terraza a principios de primavera.

¿Terminará mayo en esta semana que queda con alguna lluvia? Habrá que verlo. Lo que sí parece ser seguro es que antes de que el mes concluya, alguna especie más aportará alegría a la terraza con sus colores.

1 comentario :

  1. Me ha gustado mucho el relato de qué sucede dentro de tu terraza. Aquí en el sur, como puedes imaginarte, ha llovido un día en lo que llevamos de mes. Nosotros tenemos las plantas en maceta, por lo que, del riego nos ocupamos semanalmente. Desde hace tiempo dejamos atrás las plantas viváceas, daban mucho color con las flores, pero debido al calor - sobretodo ahora que se acerca el verano, había que estar muy pendiente de ellas y no siempre disponemos de tiempo. Ahora estamos más enfocados a los cactus y suculentas, su requerimientos son otros, y sus flores en muchos casos son muy bellas. Sobre las gazanias, teníamos de muchas variedades y tal como dices su precio es ridículo. Ahora nos salen naturalizadas en otras macetas. Un saludo, Juan.

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