jueves, 2 de mayo de 2013

Un regalo en forma de lluvia

Plántulas en el contenedor-jardinera
Desde el jueves hasta el martes pasados hemos tenido encima una situación de inestabilidad meteorológica que trajo descensos de temperatura bastante acusados para la época y una buena cantidad de lluvia, cercana a los 75 mm. en Cullera, que ha caído bastante repartida y de manera moderada. Como era de esperar, tan pronto como se han retirado las nubes las temperaturas han continuado escalando.

Una situación como esta ha venido de maravilla a la terraza. Lo que la lluvia consigue a su ritmo es superior a lo que pueda conseguir yo regando incluso con frecuencia, dado que a partir de ciertas cantidades el agua va calando la tierra de manera suave y uniforme, dotándola de una humedad bien repartida y manteniendo siempre húmeda la superficie, la zona más delicada cuando se trata de macetas o contenedores donde hemos sembrado semillas o las plántulas todavía son pequeñas.

Esta situación ha pillado esta vez al contenedor descubierto, aunque con reja, a diferencia de las lluvias que hubo a finales de febrero -con la misma cantidad, pero caída en un solo día y parte de ella en forma de granizo- donde todavía estaba el plástico que cubría para evitar el escape de calor. El resultado ha sido un empapamiento constante durante esos días que ha hecho que las semillas pequeñas germinen en masa y que algunas de cáscara algo más dura, como las tagetes, caléndulas o acianos, logren por fin romper. Algunas de estas especies, si caen en un trozo de turba reseca, son incapaces de germinar y no hay manera de hacerlo a menos que se pongan sobre papel de cocina húmedo o en una maceta específica con una cobertura que retenga la humedad.

Algunas especies son ya reconocibles
Sabiendo que esta tierra es algo complicada, era de esperar que apenas un par de días después de la primera lluvia, se secara la superficie. Hoy ya empezaban a mostrarse algunos parches de turba seca, con lo cual las semillas deberán apresurarse a excavar hondo con sus raíces para ubicarlas en la zona de profundidad media, que todavía seguirá fresca y húmeda durante más tiempo.

He tenido que retirar la reja cobertora dado que ya no hay una manera de ponerla sin que tropiece con las plantas más altas. Esto es algo peligroso, ya que estas nuevas plántulas y las hojas más tiernas de las plantas presentes quedan así expuestas a los gorriones. Sin embargo, y cruzo los dedos, las aves han estado algo más tranquilas últimamente y puede que den una pequeña tregua. Además, otras plantas pequeñas han conseguido salir adelante en ese punto de la terraza -lino, antirrinos, espuelas de caballero, gallardias- sin recibir picotazos, y esperemos que así siga. Ahora, a observar cómo crecen este montón de plantitas a la vez que ya podemos ir disfrutando de las primeras floraciones de las plantas que germinaron con anterioridad, dando un casi involuntario pero interesante escalonamiento.

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