viernes, 24 de mayo de 2013

Compuestas en la terraza

Capítulo de alazor en floración
Creo que salta a la vista mi predilección por las plantas de la familia Asteraceae, las compuestas, pues deben  ser de las que más especies o híbridos individuales tengo entre mis plantas, y cada poco llega alguna nueva. Siendo tan populares, variadas y en ocasiones fáciles de conseguir, no es de extrañar que la familia de las margaritas, cardos, girasoles y dalias cada vez tenga mayor representación en la terraza.

Os hablaré de unas pocas ahora y del resto conforme vayan floreciendo. Como siempre, hay noticias buenas y malas y, para quitarnos pronto el mal trago, hablaré primero de las malas. Entre ellas, podría mencionar que el bonito crisantemo de flores rojas que tenía el otoño pasado se secó del todo y no ha vuelto a rebrotar, con lo que habrá que sustituirlo e ir investigando causas de por qué una planta perenne no ha vuelto este año. Por otro lado, el áster de Nueva York lleva semanas sufriendo una invasión de hongos tipo oidio que lo han dejado bastante estropeado. He intentado poner remedio y de momento las hojas están o bien secas del todo o bien muy deterioradas, tanto por el ataque fúngico como por la reducción de riego a la que le he ido sometiendo para evitar males mayores. Veremos si con el verano consigue reponerse o por el contrario supone su final definitivo.

Dalia rosada
Por lo demás, os he ido enseñando distintas compuestas que han florecido este año: girasoles y margaritas, perpetuas, cosmos, ageratos o gazanias. Todas ellas siguen con su historia y más o menos van haciéndose su sitio en la terraza. Casi todas estas plantas son de floración primaveral que se prolonga hasta el verano, aunque este año con tantas especies seguro que puede haber una presencia de flores continuada hasta la temporada siguiente.

Empezaremos hablando del alazor o cártamo, Carthamus tinctorius. Descubrí que podía obtener esta planta de una manera inesperada y, por qué no, con toques de ignorancia. Desde siempre, en la mezcla de semillas que daba a mis ardillas (hoy sólo una) veía unas pequeñas pipas de color blanco. El aspecto es tan idéntico al de las pipas de girasol que pensé que simplemente se trataba de una variedad de ésta. Creo que fue la primera vez que las sembré y vi asomar un par de hojas distintas cuando busqué en internet sobre ellas y descubrí que no eran girasoles, sino alazores, un tipo de cardo del que se obtiene un colorante que puede hacer de sucedáneo del azafrán. Si no recuerdo mal, las dos plantas que tengo las sembré en verano en una maceta larga y las acabé trasplantando a macetas individuales, donde están ahora. Han ido más o menos bien aunque entre los tallos delgados y que los gorriones han estado usando continuamente las macetas para darse baños de tierra no sé cómo no se han caído. Los capítulos son realmente gruesos para una planta que creía que crecería algo más, aunque quizá las pequeñas macetas hayan influido.

Margarita de El Cabo
Seguimos con las dalias. Poco que decir de momento, salvo lo que ya conté de que las dalias pompón que compré han resultado no serlo. Qué remedio, me conformo con las que han salido mientras funcionen bien. Este año por lo que veo me han vuelto a tocar las amarillas simples y unas rosadas, y no sé si llegará a salir otro color (el año pasado salían unas rojas simples) dado que creo que venían tres unidades en el paquete. Estoy aplicando con ellas un método de riego que aprendí a base de pudrir a casi todas las que tuve anteriormente y ver cómo una que le regalé a mi tía prosperaba sin riegos: simplemente, no regar tanto. Prácticamente sólo han recibido agua de las lluvias y algún chorro muy puntual que les he echado en todo este tiempo. No parecen acusarlo en absoluto y por el momento el follaje se muestra más o menos sano. El otro ejemplar de dalia ha crecido más a lo ancho y también comienza a sacar los primeros botones florales.

Alazor
Las margaritas de El Cabo (Osteospermum fruticosum) parece que están respondiendo a su buena adaptación. Llegaron a principios de abril llenas de flores, pero al parecer no habían visto mucho sol, pues tan pronto como consideré oportuno pasarlas a la zona más expuesta dejaron de florecer y se chamuscaron las hojas más altas. Volvieron a la zona de semisombra y tras este periodo apartadas, recibiendo riegos moderados, las he vuelto a exponer y parece que ahora sí he acertado. Las hojas siguen verdes y las flores vuelven a aparecer, algo más grandes y de un rosa más intenso.

En una fase similar se encuentra la margarita azul (Felicia amelloides), que todavía no lleva un mes en casa. Está trasplantada a una maceta mayor y ha ido pasando progresivamente de una zona menos expuesta a más, aunque justo ahora no se la ve muy animada a florecer, pero en cambio el follaje luce impecable.

Seguiremos hablando de compuestas en próximas ocasiones, pues todavía hay muchas más dispuestas a mostrar sus mejores galas de cara al verano.

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