lunes, 17 de junio de 2013

Compuestas en la terraza (IV)

Coreopsis tinctoria
Sólo ha pasado una semana desde la última pero, viendo el ritmo desenfrenado que llevan las asteráceas estos días, ¿quién puede resistirse a no dedicarles una nueva reseña?

Efectivamente, y aunque seguramente hablaremos varias veces incluso de especies que ya habían aparecido anteriormente, la terraza se engalana semana tras semana con nuevas flores que las plantas de esta familia ofrecen y es tentador compartirlas con todos. Son momentos en los que muchas veces la sorpresa es la mayor de las protagonistas, pues no sé de qué color saldrá la flor o qué aspecto tendrá hasta que no se abra. Y claro, como no son pocas las plantas de esta familia que alojo en la terraza, pues en esta época de máxima actividad cada pocos días hay "premio".

Centaurea cyanus
Empezaremos por la Coreopsis tinctoria, especie que ha resultado más exitosa de lo que esperaba, ya que hace un mes apenas era capaz de adivinar lo que sería. Hice una pequeña introducción en la entrada anterior donde también mostré la primera flor que se abrió, aunque parece que ahora es cuando las plantas van en serio, apareciendo ejemplares de diversos colores. Esta especie me venía en una mezcla de semillas, las cuales no llegué a distinguir pues esperaba que fuesen alargadas y visisbles como las de sus parientes las cosmos, y a lo visto son mucho más pequeñas y similares a las de otras compuestas menos relacionadas. Las plantas son extremadamente gráciles, con tallos rectos y delgados que cuesta entender cómo son capaces de no doblarse con el viento -parece que, como las amapolas, les ayuda crecer mezcladas con plantas más robustas. Tienen además muy pocas hojas, divididas y muy separadas entre ellas a lo largo del tallo, y no he llegado a apreciar si tienen roseta basal.

Calendula officinalis
El color original de los capítulos es amarillo con el centro rojo, como el de la foto que abre la entrada. Sin embargo, mis semillas vienen en mezcla de colores, pues han salido de color rojo oscuro y totalmente amarillas que, además, no tienen los pétalos exactamente igual que las de color original, que son más anchos y con tres lóbulos en el extremo. En un principio, cuando todavía no tenía claro qué especie era, creía que habían salido dos o tres plantas, pero observando con atención ahora encuentro botones florales a punto de abrirse diseminados por todo el contenedor, con lo cual, sean amarillas, rojas o los dos colores a la vez, van a formar un mosaico estupendo con el azul predominante actual.

Zinnia rosada-anaranjada
Pero no son las únicas compuestas nuevas en el contenedor. Se ha abierto también esta semana la primera caléndula (Calendula officinalis), de flores naranja y simples, como esperaba que fuese. De esta especie, muy clásica, existen varios cultivares y entre ellos algunos dobles, aunque creo que no se pueden comparar con la flor original, con el aspecto de una margarita de un color naranja brillante. No sé muy bien cuál es su ciclo vital pero diría que son perennes, pues hay un lugar por el que paso habitualmente donde año tras año florecen en primavera, y viendo el resto de plantas que las acompañan (crasas o plantas resistentes a la sequía) dudo que todos los años vayan a plantar nuevas. No tenemos esa suerte aquí en los jardines públicos.

Los acianos siguen siendo los reyes del contenedor, floreciendo más cada semana. Nunca había tenido tantos en épocas calurosas como esta, y parece que todavía van a durar más. Entre los ejemplares típicos de intenso azul, y aparte de los blancos, esta semana han aparecido un par de color morado, aportando un toque distintivo. De momento no veo que haya plantas con otros colores distintos a los aparecidos hasta ahora, aunque hay tantos ejemplares juntos que posiblemente todavía quede alguno sin florecer y dé alguna sorpresa.

Mauranthemum paludosum
Junto a ellos, se ha abierto una nueva zinnia de las grandes, de un color que según luces aparece anaranjado o salmón, original cuanto menos. Las zinnias 'Liliput' siguen también floreciendo y ha aparecido un ejemplar verdaderamente pequeño, con un capítulo de pétalos rosados-asalmonados. Éste no llega ni a 3 cm. de diámetro, siendo más pequeño que sus compañeras del mismo cultivar o incluso las margaritas.

Hablando de margaritas, las finalmente identificadas como Mauranthemum paludosum están en su mejor momento. En la maceta donde murió la primera planta y brotaron nuevas, ahora mismo crecen unos cuantos ejemplares de poca altura todavía, pero con flores casi perfectas y más grandes que las del ejemplar anterior. Están resistiendo el sol incluso mejor que sus antecesoras, debido quizá a que han crecido a plena exposición. Ahora sí puedo presumir de ellas con orgullo: además, como parece ser que se resiembran ellas mismas bastante bien, puede que pueda mantenerlas durante tiempo y además expandirlas.

Zinnia 'Liliput' color salmón
No muy lejos, a pleno sol, se encuentran floreciendo las perpetuas (Xerochrysum bracteatum) de color blanco. Las rojas siguen a lo suyo aún a estas alturas e incluso la planta, que se encuentra tumbada en el suelo como conté, se ha ramificado y tiene varios tallos con flores. Las nuevas, de color blanco, son de un tamaño similar a las rojas, algo mayores que las del año anterior. Lo que me extraña es que no haya salido ninguna en el contenedor, cosa que ya sucedió el año pasado por más que sembré semillas incluso en varias ocasiones. Es decir, que las dos plantas que me quedan todavía proceden de la primera y única tanda de semillas sembradas que ha prosperado en la terraza, la de septiembre de 2011. Este otoño vuelvo a repetir, quizá funcionen mejor si pasan antes por el invierno. De hecho, las actuales ya han vivido dos.

Coreopsis tinctoria amarilla
Esta semana ha llegado otra compuesta a la terraza. Sí, otra... y además "repetida". Se trata de una nueva Gazania rigens, esta vez del color más cercano a la planta original, naranja con los pequeños parches en la base de los pétalos con brillo metálico. La adquirí en el mismo sitio que la primera, y al mismo precio: 0,60 €, una ganga teniendo en cuenta que se trata de una planta perenne crecida y bien establecida. Venía muy cargada de flores, pero algo irregulares, así que tan pronto como salga una bien desarrollada aparecerá en una de estas entradas. De la planta anterior no he puesto más imágenes porque parece que le cueste florecer, y cuando lo hace, es de manera breve y poco elegante. La planta está bien, eso sí, frondosa y muy verde. Tanto, que estoy empezando a pensar si el problema será un exceso de nitrógeno, pues su compañera es más grisácea. Como se sabe, el exceso de este elemento hace que las plantas crezcan mucho, pero condiciona la floración reduciéndola, además de producir hojas de un verde más intenso de lo normal. Por tanto, y de manera cautelar, no volveré a abonarla en un tiempo.

Las que también siguen a toda mecha son la gallardias, cuyas tres plantas están en flor. Las flores son algo distintas entre ellas, pues mientras la primera era más anaranjada, la segunda ha salido más rojiza y la tercera tiene un color rojo más vivo, con un amarillo muy brillante y bien diferenciado en los extremos. No tardarán en aparecer por aquí tampoco, tan pronto como el riego más frecuente les devuelva la fuerza. Son plantas que resisten bien el calor y la falta de agua pero, cuando el ambiente es muy seco, los pétalos tubulares se doblan, cuelgan o se arrugan y rompen la estructura circular de los capítulos, dando un aspecto algo irregular, menos estético, que no obstante sigue llamando poderosamente la atención por sus vivos colores.

Xerochrysum bracteatum blanca
Entre las demás plantas de la familia, la Echinacea purpurea sigue haciendo crecer sus capítulos y con ello mi impaciencia, pero algo me dice que cuando arranque, se pasará semanas sacando flores una detrás de otra, como las gallardias. Las dalias parece que estén entrando prematuramente en su fase de agostamiento estival: la decorativa ha sacado dos capítulos hasta ahora, muy pequeños, y las hojas inferiores empiezan a estropearse de manera lenta. Las de flores simples están mucho más afectadas, dejando de producir flores y poniéndose bastante feas, aunque entre los tallos viejos emergen nuevos más verdes. Este año ya me hago la idea que, por mucho que se sequen, no hay que aumentar el riego si no quiero que se pudran. Lo lógico es que ahora sufran esta bajada y en otoño tengan su momento de mayor esplendor.

Centaurea cyanus morada
Los ejemplares en desarrollo siguen transmitiendo buenas sensaciones. La Ratibida columnifera está tan grande que creo que me precipité al pensar que quizá no floreciese este año, pues estamos todavía en junio y parece que cada semana aumente un tercio su tamaño; como está visto que no le afecta demasiado el calor, es posible que el verano no retrase su crecimiento y el día menos pensado vaya y le encuentre botones florales asomando. A su lado, las zinnias plantadas hace un mes ya muestran casi todas el primer capítulo que abrirán: veremos qué colores ofrecen. La pequeña de la colección, la Cosmos sulphureus, de momento parece que aguanta con éxito su traslado a una zona de más sol, precisamente junto a las mencionadas zinnias, gallardias, Ratibida y Echinacea, y también un crisantemo tricolor. Las primeras hojas verdaderas ya han crecido y puedo apreciar que son bien distintas de las de su pariente C. bipinnatus, así que veo que no pueden confundirse y que, aparentemente, parece que efectivamente no creció ninguna en el contenedor, con lo cual este ejemplar tiene la misión de ser el primero en florecer de la terraza.

De momento se puede decir que ya quedan muy pocas especies nuevas por florecer, pero ya se sabe, la variedad dentro de las mismas es amplia e impredecible, y seguro que antes de lo esperado, estaré volviendo a hablar de esta fascinante familia. Nos vemos para entonces.

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