domingo, 9 de junio de 2013

Junio florido

Nomeolvides china
El calor ha llegado en serio y las plantas empiezan a pedir más agua a la vez que se encuentran en su mayor estado de gracia. Durante la última semana ya no ha habido ni un día de lluvia a pesar de que existía alguna posibilidad remota, aunque hemos tenido alguna ocasión de cielos cubiertos que han atenuado un poco la intensidad del sol, con la ayuda del viento fresco que sopla de vez en cuando. Pero, se mire por donde se mire, el verano ya va llegando, algo más tarde, pero sin freno.

Anuales, perennes y vivaces se encuentran todas con grandes matas de hojas y bastantes de ellas en floración. De las perennes en maceta, sólo la Prunella sigue sin mostrar rasgos de florecer aunque he notado que en pocos días, en lugar de acusar el calor, parece que esté sacando más hojas. La penúltima en florecer ha sido la clavelina Dianthus deltoides, de la cual ya muestro una flor en la entrada aunque supongo que no ha hecho más que empezar. Tiene un porte rastrero, con hojas muy bajas y flores que apenas sobrepasan a éstas, pensaba que sería más alta. De momento apenas la he visto con dos flores a la vez, aunque supongo que conforme avance el verano se converirá en una mata de flores que cubran el follaje, como veo en fotos por la red.

Dianthus deltoides
El contenedor-jardinera, como comentaba en la entrada anterior, rebosa de vida y colores. Predominan las "nebulosas" blancas de las muy abuntantes Gypsophila elegans -vaya éxito lo de esta planta, más si se compara con las demás- con los diversos puntos de azul a varias alturas, producidos mayoritariamente por los acianos, que están funcionando relativamente bien, y las bajas matas de los ageratos, más violeta que azules. A medio camino, encontramos bellas de día (Convolvulus tricolor) de la cual también tengo una planta separada en maceta que ha funcionado de maravilla, y comienzan a abrirse algunas nomeolvides chinas (Cynoglossum amabile), una flor de la que no esperaba demasiado y ha resultado ser un bello punto de color azul que, como es típico en la familia de las boragináceas, éste es de una pureza notoria, a diferencia del típico tono azul violáceo que observamos en otras flores azules (en el áster africano o en las lobelias, por ejemplo) cuando se examina de cerca o según las luces. Hablamos de un azul auténtico.

Gilia tricolor
En la parte baja aparecen otros colores. Destaca la suave combinación violeta, blanca y púrpura con estambres celestes de la Gilia tricolor, una pequeña planta californiana de grácil aspecto. Tengo semillas de esta especie de dos fuentes: en la mezcla de flores de uno de los botes que traje en marzo y un paquetito que me regalaron al comprar otras semillas en una tienda francesa de eBay. Creo que debe ser de esta última de donde procede la planta que está floreciéndome. Sembré más, como se veía en esta entrada, que tuvieron un destino irregular. Brotaron a resguardo en el patio y se quemaron tan pronto como las expuse en la terraza. Aparté la maceta, sin tocar nada, a una caja de plástico guardada en la terraza bajo los bancos. Llovió, se inundó la caja y a lo visto quedaban semillas intactas porque con el aporte de humedad germinaron plantas de nuevo, con lo cual la maceta sigue con el propósito que se le dio. Estas plantas no han florecido aún.

Espiga de dedalera
Han florecido también los linos que había en el contenedor, que han resultado ser lino rojo (Linum grandiflorum) y de momento parece que no prosperó ninguno de los comunes (L. usitatissimum). Desgraciadamente, en esta última visita que hice a la terraza, las dos únicas flores de lino rojo abiertas tenían un aspecto demacrado, con parches claros y pétalos rotos, seguramente por el ataque de algún insecto. Espero que el resto de flores que quedan se abran bien y pueda sacarles una buena foto, pues son flores de gran belleza. He contado sólo dos plantas distintas, aunque con varios tallos.

Los antirrinos y las espuelas de caballero dobles siguen floreciendo, estas últimas con más fuerza aunque los antirrinos tampoco parecen decididos a terminar de hacerlo a pesar de estar sus espigas florales cada vez más peladas. Sus parientes las dedaleras, a pesar de que los primeros calores provocaron la inclinación de sus altísimas varas, continúan floreciendo a toda máquina y pronto empezarán a dar las pequeñas y pardas semillas, tan abundantes que suelo separarlas rajando las cápsulas y depositándolas en botes, que al sacudir parece que se llenen de arena.

Bella de día en maceta
La dicentra parece decidida a echarse a descansar y la Astilbe parece que tampoco pasará un buen verano, aunque desconozco si esta especie se aletarga con el calor. Sí lo han hecho casi todas las anémonas, aunque todavía floreció hace poco una morada. Las aguileñas siguen verdes, si bien la alpina ha dejado de florecer y sus cápsulas de semillas están secas y tan repletas que al tocar la planta sonaba como unas maracas. Tuve que empezar a recolectarlas en un bote porque si no el viento o la lluvia puede que me las esparzan por todos lados: saqué un buen montón que intentaré sembrar para comprobar si este método reproductivo es eficaz para la especie. Las híbridas sí siguen en flor y de momento no hay tantas cápsulas listas para cosechar. Está siendo una buena temporada para ellas.

Espuela de caballero doble
La neguilla (Agrostemma githago) parece que lleva una semana floreciendo, pero he sido incapaz de encontrarla en flor. No sé qué pasa, pero por las tardes cuando he ido las flores están cerradas y algunas ya arrugadas. Fui entonces un día por la mañana y me encontré lo mismo. Esperando hasta el mediodía por si conseguían abrirse las de aspecto más fresco, obtuve el mismo resultado: nada. Apenas una flor a medio abrir. No sé si es por falta de agua, exceso de calor o algo similar, pero espero pillar alguna abierta pronto, la planta merece la pena y todavía sigue creciendo: es una de las más altas del contenedor.

Como decía hace poco, los guisantes de olor (Lathyrus odoratus) que parecían condenados a terminar su ciclo sin resultado alguno, reanudaron su actividad sin previo aviso y se han puesto a florecer, esta vez con una mayoría (totalidad, de momento) de flores de color rojo intenso, ninguna rosada. Sembré otros en el balcón, pero están algo estropeados y no creo que prosperen. Los nuevos crecen como el año pasado: algún que otro grupo de flores en puntos concretos, pero no esas matas cubiertas a rebosar de flores que suelen verse en las fotos. Era mi intención este año probar a adelantarlos y por ello los sembré en otoño esperando tener plantas grandes y cargadas para marzo-abril y así evitar los meses de más calor, pero no entiendo qué ha pasado, pues ellos mismos se han igualado en fechas a los de 2012, cuyas semillas fueron sembradas en primavera.

Guisantes de olor
Como suele pasar en todas las épocas en las que las plantas ya están dando su resultado y no hay mucho más que tocar y sí mucho que observar, estoy empezando a pensar en los meses venideros y me he puesto ya a recopilar semillas de nuevas e interesantes especies para tener una próxima temporada más colorida si cabe que esta, de la que tengo que decir que estoy mucho más contento que 2012. Tengo varias especies nuevas en mi poder y el ojo puesto en otras tantas, con el objetivo de comenzar a sembrar tan pronto como lleguen las lluvias otoñales. Este año el sitio está hecho y no hay excusa para cruzarse de brazos: con los diversos contenedores, macetas de sobra y semillas de toda clase, el ambiente otoñal, con sus temperaturas suaves y sus lluvias frecuentes, será el entorno ideal para ver crecer la generación de plantas que adornarán la terraza en 2014.

Hay más plantas en marcha, pero os hablaré de ellas en próximas entradas dedicadas. Las compuestas siguen siendo protagonistas con varias especies nuevas en flor, así como los gladiolos enanos, que por fin han abierto sus flores devolviendo color al contenedor de los bulbos. También las azucenas asiáticas, de espectaculares tonalidades, están aportando su toque de belleza a la terraza.

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