jueves, 31 de marzo de 2016

Leucocoryne, la gloria del Sol chilena

Leucocoryne 'Andes'
Mi suerte con las bulbosas es tremendamente variable, parece no tener matices: o es blanco, o es negro. Unas pocas especies me han sobrevivido durante años, otras funcionan bien el primer año y luego nada más, y otras, directamente, nunca terminan de ir bien. Apenas un poco entre medias existe un pequeño reducto de especies que al principio no parecen estar dando resultados pero, si se tiene paciencia, la espera hasta la siguiente temporada puede valer la pena y acaban estableciéndose. Y este es el caso de la especie que protagoniza esta entrada.

Las Leucocoryne son amarilidáceas sudamericanas estrechamente relacionadas con los ajos y cebollas, aunque a primera vista sería en lo último en lo que pensaríamos. Sí tienen esas inflorescencias radiales como muchas especies de la familia, pero el aspecto de las flores tiene un aire que quizá nos recuerde más al de las iridáceas. Son parientes cercanos suyos los muy populares Ipheion, los cuales tienen flores más parecidas a las de un ajo, aunque mucho mayores, y curiosamente las hojas y bulbos llegan a tener un ligero olor a ajo que no encontramos en Leucocoryne. Además, salvando distancias, las dos especies proceden del mismo continente.

Detalle de una flor
La historia de Leucocoryne en la terraza se remonta, con sus trabas, a primavera de 2013. En aquel invierno previo adquirí un pack de 10 bulbos de ejemplares mezclados. Brotaron bien, todo hay que decirlo, y aunque no florecieron los pude encontrar a casi todos tras perder la parte aérea y escarbar en la maceta. En aquel entonces tenía montado en la terraza el gran contenedor para bulbosas (idea que a día de hoy me parece absolutamente descabellada) y allí que fueron a parar aquel otoño, perdiéndoles totalmente la pista a partir de ahí ya que estaban en un punto donde no brotó nada. Así pues, no fue hasta finales de invierno de 2015 que decidí darle otra oportunidad al género y adquirí un nuevo pack del que salieron los que aparecen en esta entrada. Más o menos el patrón se repitió, brotando bastantes de ellos pero sin florecer. En mayo ya habían perdido las hojas y poco después se me ocurrió buscar los bulbos bajo tierra, que ya estaban sin raíces y no querían ni una gota de agua más, así que los guardé en seco.

Grupo de flores
Finalmente, los replanté en una maceta para ellos solos en otoño y brotaron de nuevo. Como ocurre con muchas plantas originarias de climas templados suaves que provienen de cultivos holandeses, les cuesta un poco adaptarse a un clima -el mediterráneo- que, al fin y al cabo, es más adecuado para ellos que el de los Países Bajos. Así, como ya ocurriese con las Freesia híbridas, los bulbos hacen un "recalibrado" durante su primer ciclo verano-otoño y empiezan a crecer como toca y cuando toca, llegando a la primavera listos para florecer. Esto es siempre una sorpresa con especies que nunca he tenido y mi alegría no pudo ser mayor al empezar a ver, a principios de este marzo, cómo salían de entre las pocas hojas de las Leucocoryne los pedúnculos con sus flores.

Una umbela completa
Ya no sólo tuve suerte de conseguir que floreciesen, sino que además están resultando ser unas plantas de lo más agradecidas. Pasan las semanas y no dejan de abrirse flores nuevas, mientras que las más viejas apenas se deterioran, con lo que tenemos agrupaciones que aguantan semanas. Además, como ya ocurre con otras amarilidáceas -ajos incluidos- las flores emanan un agradable aroma que se aprecia con sólo acercarse a la maceta donde están las plantas. Claro, que también es cierto que se han juntado bastantes flores y la efectividad es por tanto bastante alta.

Varias varas florales
Sin ser del todo algo negativo, resulta curioso que el "mix" de Leucocoryne no haya dado de sí ni una sola planta diferente a las que se ven en las fotos: Leucocoryne 'Andes'. Se trata del cultivar más popular de este género y, aunque no he podido encontrar información que lo aclare, lo más seguro es que no sea más que una forma seleccionada de la especie Leucocoryne purpurea, prácticamente idéntica aunque con mayor variedad de patrones. Esta especie es originaria de Chile, donde recibe el apropiado nombre de cebollín púrpura. "Gloria del Sol" es también un nombre regional que se da en Chile a diversas especies de este género.

El futuro de las plantas en la terraza, que han llegado a producir unas diez varas florales -aunque diría que no conservé los diez bulbos de un año para otro, sino que habrá varios que se han multiplicado durante el otoño- pasará por respetar el periodo de reposo de la planta, que puedo hacer de manera sencilla llevando la maceta al interior de la casa. Todo sea por mantener a estas bellezas tanto tiempo como sea posible y, si puede ser multiplicándose, mejor que mejor.

2 comentarios :

  1. Siempre es curioso constatar el tema de ciertas bulbosas que se adaptan.en mi caso los ipheion.las fressia.lilium regale y lilium lancifolium.y. Entre los allium el nigrum.tambien me han funcionado de maravilla los gladiolus tristis y los segetum.quizas mi experiencia con ellos te sirva al estar en valencia tambien

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    1. Hola Ignacio. Las especies que mencionas, salvo el Allium nigrum, las tengo todas y precisamente son de los bulbos que mejor me funcionan, aunque ambos Lilium este año me han salido sin flores. Los Allium grandes, y algunos pequeños, son fracaso tras fracaso para mí. Sólo tengo tres especies que funcionan (triquetrum, neapolitanum y schoenoprasum). Este año, por ejemplo, me animé a probar el conocido Allium christophii y recientemente se ha quedado sin hojas sin haber llegado siquiera a formar una roseta grande. A saber si no se ha podrido también.

      Los Gladiolus tristis están desde hace tiempo en mi lista de deseos :D los segetum (italicum) son autóctonos, con lo que tienen ya la partida ganada.

      Saludos.

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