jueves, 9 de junio de 2016

Campanula medium, sin prisa alguna

Campanula medium
Hay plantas que, por un motivo u otro, comienzan bien su andadura pero la acaban dejando a medias y nunca sabemos cómo termina su historia, pues acaba abruptamente. Me refiero a especies que si bien germinan sin dificultades y crecen durante un tiempo, llega un punto en el que dejan de progresar y ni ganan tamaño ni muestran indicios de querer florecer. Suelen ser plantas perennes o bienales, especialmente estas últimas, que se quedan en terreno de nadie y acaban muriendo tras un largo tiempo sin resultados. Me ha ocurrido ya varias veces, con distintas especies, y la protagonista de la entrada formaba parte de ellas hasta hoy.

Hace varios años que comencé a probar con la Campanula medium. Tenía semillas de una marca comercial que germinaban muy bien, pero las plantas no pasaban de la primera primavera. Son bienales, esto es, que necesitan por lo general un año de crecimiento y notar la bajada de temperaturas para florecer a la primavera siguiente. En algunas especies este periodo se puede acortar a una temporada si crecen lo suficiente durante el otoño, pero no es lo habitual. De hecho, con las Digitalis purpurea más recientes tuve que esperar tres primaveras para ver flores, en esta de 2016, aunque germinaran a finales de verano de 2013.

El último intento con las campánulas, bastante desastroso, lo hice precisamente aquel otoño y las plantas se veían muy bien a principios de 2014 hasta que llegó el calor y las empezó a secar hasta sucumbir del todo. Para el otoño siguiente, sembré unas semillas distintas de la misma especie y las dejé crecer a semisombra con otras plantas, algunas de las cuales llegaron a taparlas temporalmente. Sólo un ejemplar logró sobrevivir y su futuro se prometía esperanzador. Durante el invierno pasado, ya con todo el espacio para ella sola, llegó a hacerse enorme. Llegada la primavera, la frustración volvía a hacerse patente cuando la planta empezó a secarse rápidamente. Pero, sorprendentemente, al mismo tiempo que perdía las hojas comenzaba a formar una espiga de flores. Tras unas semanas, el resultado es el que se ve en la foto: una planta de enormes flores violeta que apuntan hacia todos los lados.

Me gustaría tener más, muchas más, pero es complicado acertar con ellas; aún así, su ciclo ha sido demasiado largo (ha visto pasar dos inviernos y dos primaveras para florecer) y no sé cuándo debería sembrarlas para acortar este periodo. ¿Ahora, quizá? Por lo pronto, este otoño volveré a sembrar y dejarlas a su aire en el mismo rincón, a la espera de aumentar su presencia en la terraza, Aunque, visto lo visto, quizá no vea sus flores hasta 2018.

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