jueves, 28 de julio de 2016

Estío florido

Mandevilla sanderi
Llevamos ya un mes de verano y, como cada año, esta suele ser una de las épocas menos propicias para encontrar plantas en pleno apogeo floral. Evidentemente no es tan acusado como a finales de otoño y principios de invierno, donde simplemente no hay flores porque apenas hay plantas que estén totalmente desarrolladas para entonces -aunque en el campo sí encontremos especies que florecen abundantemente en dicha época. El verano se beneficia, en gran medida, de lo que haya dado de sí la primavera, con muchas especies que seguirán floreciendo si se encuentran a gusto y sólo unas pocas que lo harán exclusivamente en estas fechas. Este verano en particular, si bien ya ha visto reducida la cantidad de plantas en flor respecto al mes pasado, está siendo relativamente variado en cuanto a especies que despliegan sus flores bajo la intensidad del sol.

Dianthus gratianopolitanus
Tras el breve descenso de temperaturas acaecido a mediados de mes, de nuevo volvemos a la rutina con días calurosos y noches que tampoco dan mucha tregua. Algunas plantas continúan a su ritmo desde hace ya dos meses: las escabiosas no paran, algunas amapolas de California que no han sucumbido al aumento de temperaturas siguen sacando flores y las Angelonia angustifolia, que llegaron a casa ya en flor, no han dejado en ningún momento de florecer. Misma rutina también para la Buddleja davidii, que se encuentra en la que es su temporada de mayor producción de flores y parece ser que le quede cuerda para rato. Las Leucanthemum x superbum, por su parte, parece que dirán adiós a la floración en esta temporada a menos que tengan un resurgimiento, pero lo cierto es que además de quedarse sin cabezuelas, su aspecto también muestra un incipiente declive.

Delphinium híbrido
En cuanto a flores procedentes de las siembras más recientes, se han elegido dos ejemplos que ilustran bien su andadura. Una es la Zinnia angustifolia 'Starbright', una zinnia de pequeño tamaño y hojas estrechas que, visto lo visto e igualando los resultados con su pariente la Zinnia haageana, creo que a partir de ahora debería intentar sembrarlas en otoño para que tengan a su disposición una sucesión de días más suaves, a fin de comprobar si les viene mejor así. Da la sensación de que, a pesar de haber sido sembradas en marzo, no han tenido tiempo para desarrollarse bien. El capítulo de la foto es el único con ese aspecto y tamaño que ha producido, siendo los demás visiblemente menores. En el otro extremo, aunque está en la misma maceta, encontramos a otra clavellina más para la colección: Dianthus gratianopolitanus. Esta planta ha tenido un desarrollo mejor encarado y ha ido formando una parte aérea bien definida antes de florecer. En líneas generales, su aspecto me recuerda al de un Dianthus plumarius algo más compacto: en comparación con otras clavellinas que tengo, lo colocaría a medio camino entre aquél y Dianthus amurensis.

Zinnia angustifolia 'Starbright'
Podría hablar también de decepción con las Liatris spicata. Este año encontré una oferta en la que venían nada menos que 60 tubérculos por un euro y medio, todos ellos con un buen calibre, con lo que repartí ejemplares por toda la terraza, mezclándolos con otras plantas en algunas ocasiones. Lo que esperaba era un despliegue espectacular cuando se decidiesen a florecer, llenando diversos rincones con sus espigas de florecillas rosadas. Nada más lejos, apenas unos pocos ejemplares han conseguido alcanzar la floración y ésta ha sido decepcionante, con espigas breves tanto en tamaño como en duración. El crecimiento vegetativo no fue malo, y la mayoría de ejemplares tenían rosetas de hojas sanas y grandes. Posiblemente estuviesen faltas de los nutrientes necesarios para la floración y sólo hubiesen engordado a base de nitrógeno, que favorece el desarrollo de las partes verdes. Sea como fuere, intentaré conservarlas para la temporada próxima en espera de conseguir mejores resultados. Es un tanto complicado, pues la única vez que conseguí esta meta fue dejando enterrados los tubérculos de una temporada para otra. En el momento que se sacan de tierra a fin de almacenarlos, empiezan a secarse y se lanzan a perder; tampoco sé qué tolerancia tendrán a la humedad si se quedan en tierra, pues pasan mucho tiempo inactivos (de septiembre a abril, aproximadamente).

Angelonia angustifolia
Pero no todo van a ser malas sensaciones. Otro ejemplar nuevo de este año está dando un resultado hasta el momento excelente. Se trata de un Delphinium híbrido, diferente al que tuve hace unos años y que, desgraciadamente, no pasó de su única temporada en la terraza a pesar de tener una floración estupenda. Este ejemplar actual, o ejemplares, puesto que hay varias rosetas independientes en la maceta, lo compré en una oferta de ALDI a principios de mayo. Lo he tenido a semisombra, con un sustrato en el que mezclé algo de tierra arcillosa con mantillo (realmente, algo que se vende como sustrato universal y que en su mayor parte es madera compostada) y regado exclusivamente con agua libre de cal. Finalmente, en poco más de dos meses he conocido su aspecto definitivo. La primera vara de flores empezó con unos capullos de color blanco y daba por hecho que sería el color final, puesto que otro compañero que compró en la misma oferta obtuvo flores de este color; a los pocos días, los extremos de las corolas sin abrir adquirieron un tinte violáceo que, finalmente, acabó derivando en unas flores semidobles de un color lila muy pálido. Al parecer, el resto de rosetas, una de ellas mayor que la que se encuentra en floración, siguen desarrollándose hacia arriba, con lo que probablemente todavía den que hablar en las próximas semanas.

Lobelia cardinalis
Otra nueva adquisición que está demostrando un buen rendimiento es la trepadora Mandevilla sanderi. Esta especie tropical pariente de las adelfas procede de Sudamérica y es muy popular en cultivo. La encontré en una tienda local a la que suelo acudir habitualmente y dado que era bastante económica, decidí llevármela. La he tenido esperando un tiempo, desde mediados de junio, dado que la pérgola de cañas para las trepadoras no la instalé -más bien, reinstalé, pues descarté la antigua para construir una nueva- hasta entonces. En el poco tiempo que estuvo en una maceta pequeña empezó a desarrollar un tallo alargado que tan pronto como lo acerqué a la malla se enredó en apenas un par de días, dando varias vueltas más conforme transcurrían las semanas. El ejemplar que tengo posee unas flores de intenso color rojo con el interior amarillento, con corolas fusionadas con aspecto de embudo con cinco lóbulos puntiagudos. No parece ser demasiado florífera, pero habrá que ver cómo se comporta según vaya ocupando espacio en vertical en su ubiación definitiva.

Ferocactus herrerae
Hay, por supuesto, especies que en el verano se encuentran en su salsa. No son muchas, pero son ejemplares que llevan varias temporadas floreciendo exclusivamente en verano y que, casualidad o no, resultan ser plantas muy resistentes que no parecen tener problemas en ninguna época del año, floreciendo cuando el resto no suele ser capaz de hacerlo. Una de ellas no tiene mayor secreto, pues se trata de un cactus, el Ferocactus herrerae, que obviamente está perfectamente adaptado a estas condiciones. Es el tercer verano consecutivo que florece y esta vez ha tardado algo más que el año pasado, que fue cuando floreció más pronto, en mayor abundancia y durante más tiempo. Sin embargo, las flores de color anaranjado se espacian lo suficiente como para durar durante varias semanas a pesar de que cada una apenas florece un par de días, y todavía le queda alguna que otra para estrenar en agosto. Eso sí, las flores se secan y se caen sin fructificar, cosa que no ocurre con sus compañeros de rincón los Mammillaria, que florecen en épocas de tiempo más suave y dedican el verano a engordar sus frutos.

Liatris spicata
Tres veranos lleva también la Lobelia cardinalis mostrando sus flores, planta que, al contrario que el cactus anterior, no podría tener un aspecto más delicado. Se trata de una herbácea que pasa la mayor parte del año sin demasiada actividad, con unas rosetas de hojas muy pequeñas que no se dan prisa en crecer hasta el tramo final de la primavera. Sus espectaculares flores rojas engalanan el rincón de semisombra durante semanas, pero nunca consigo que den semillas, probablemente por la necesidad de ser polinizadas. Sus largas corolas tubulares evolucionaron conjuntamente con los colibríes, y es probable que ninguna especie animal de nuestra región consiga emular a esos ágiles voladores de pico largo, ni siquiera las polillas más grandes. Este verano parece ser uno de los que más flores ha producido, y cuesta creerlo viendo la maceta en la que se encuentra, todavía la misma donde fue sembrada en otoño de 2013, que además de pequeña ha perdido mucho sustrato con los riegos y probablemente tenga una falta importante de nutrientes. Para cuando vuelva a su estado de reposo la pasaré a una maceta nueva con sustrato fresco, a fin de mantener a esta belleza norteamericana otros tantos veranos.

Lobelia cardinalis
Todavía lejos del fin de temporada, que siempre suele ser algo inconcreto según el carácter que presente el mes de septiembre, sí voy tomando algunas decisiones sobre el papel. La temporada próxima la centraré en tener más plantas de flor aprovechando la gran cantidad y variedad de semillas que he ido acumulando estos años, repartiendo las especies anuales más grandes en el contenedor y las más pequeñas en maceta, así como buscando una ubicación algo más estática para especies perennes interesantes tales como lamiáceas, compuestas y algunas leguminosas. Los bulbos, por su parte, serán objeto de una reordenación, pues de momento creo que es buena decisión dejar de lado las especies que, a pesar de que puedo adquirir a poco precio cada año, nunca funcionan como se espera. Al final, lo importante es no desaprovechar espacios, contenedores y su sustrato, que pasan muchos meses al año vacíos y que podrían dar más alegría y mejor rendimiento con inifidad de especies herbáceas de floración abundante. En absoluto retiraré los bulbos que han demostrado funcionar bien, como los Muscari, especie muy completa que resiste bien, se multiplica en abundancia y además es útil para las abejas. Como se ve, el verano es también tiempo de reflexión y planificiación.

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