miércoles, 20 de julio de 2016

Visitantes de las flores

Vanessa cardui
Si hay plantas con flores y altas temperaturas, hay insectos a la vista. El verano es tiempo de crecimiento y expansión para estas criaturas que, bien sea de paso o bien instalándose por un tiempo, hacen de la terraza un lugar crucial para pasar algunos momentos importantes de su vida.

De abejas y avispas no hablaremos en esta entrada, pues son tan diversas e interesantes que este año ya les he dedicado varias entradas y seguramente todavía habrá algunas más en un futuro. Destacaría en primer lugar a los hemípteros, los chinches, con dos protagonistas muy comunes en la región. Uno de ellos es la chinche rayada (Graphosoma lineatum), una especie que se ha vuelto muy frecuente en la terraza. El año pasado, y no sé por qué no escribí sobre ello, llegaron a ser abundantes durante un largo periodo en el que se instalaron sobre las umbelas de los eneldos, donde podían observarse a menudo a ejemplares en plena cópula. En esta ocasión, ya sin umbelíferas donde posarse, de vez en cuando observo alguna merodeando por las demás plantas, siempre a pleno sol.

Graphosoma lineatum
La siguiente chinche es Corizus hyoscyami, una de tantas especies de color rojo con marcas negras, de las cuales he visto en otra ocasión en la terraza, como Spilostethus pandurus, si bien ésta no tiene relación cercana con la anterior puesto que ni siquiera pertenecen a la misma superfamilia. La Corizus la encontré en las flores secas de la menta poleo y se pasó días allí hasta que corté los verticilos secos para extraer sus semillas. Estaba allí a cada visita y simplemente se escondía detrás de un tallo si me acercaba mucho a la planta, sin hacer mención de echar a volar. Uno asociaría este comportamiento a que probablemente se estuviese alimentando de la planta o dejando allí a su descendencia.

Sciapus sp.
Las mariposas son siempre la gran asignatura pendiente de la terraza. Es inevitable que varias especies acaben pasándose por allí, pero son, bajo su condición de especies que se alimentan exclusivamente de flores, muy inferiores en frecuencia de visitas -y no digamos en número- a las abejas. Por ello, la visita de una vanesa de los cardos (Vanessa cardui) el último día del pasado junio fue todo un acontecimiento, especialmente porque permaneció tranquila durante un largo rato introduciendo su trompa en las florecillas de la Buddleja davidii. Mariposas de color naranja, y probablemente de esta misma especie, suelen pasar fugazmente por la terraza limitándose a hacer paradas muy breves y huir si detectan mi presencia, cuando no directamente ni se detienen. Por ello, algo tan normal como una mariposa libando en el llamado arbusto de las mariposas es algo especial para la terraza. Dio para grabar un fragmento de vídeo, mostrado a principios de mes.

Corizus hyoscyami
Las moscas son visitantes habituales de la terraza. Hay especies que aparecen con frecuencia en repetidas ocasiones y que en algunos periodos, como el invierno, llegan a ser los insectos más frecuentes entre las flores. Generalmente las especies que depositan sus huevos en la carroña y los sírfidos son las más diversas y frecuentes. Curiosamente, la presencia de sírfidos se ha ido desvaneciendo poco a poco y apenas se observa alguna especie de vez en cuando, mientras que en el campo los suelo encontrar prácticamente en cualquier punto en el que haya pequeñas flores silvestres. El único ejemplar a destacar en esta entrada es una de esas moscas que despiertan la curiosidad de uno al no ser una especie observada anteriormente: pertenece al género Sciapus, de la familia de las dolicopódidas o moscas de patas largas. Se las encuentra con frecuencia entre la hierba y son en cierto modo beneficiosas, pues se alimentan de pequeños insectos entre los que seguramente se encuentren algunos parásitos de las plantas.

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