viernes, 4 de abril de 2014

Fritillaria: tres años buscando el éxito

Fritillaria meleagris
Las plantas del género Fritillaria comenzaron a llegar a la terraza el primer año que empecé a cultivar bulbos allí, en septiembre de 2011. Aunque sólo he probado con tres especies y el éxito se ha dado con las dos que aparecen en la entrada, hay que decir que el nivel de tolerancia, resistencia y efectividad entre ellas es muy variado, casi opuesto entre las dos especies que nos ocupan.

Situémonos un poco. Las Fritillaria son liliáceas, como los tulipanes, azucenas y Tricyrtis. Tienen tamaños variables y brotan de bulbos con un aspecto curioso puesto que aparecen como partidos, visualizándose el punto de brote de los tallos en el interior de una cavidad. Un detalle muy importante es que la mayoría de ellos son delicados ante el desecamiento y si no son plantados cuanto antes podemos perderlos, en contra de lo que sucede con otros bulbos, que pueden estar meses en una caja a la espera de ser enterrados. Curiosamente, esta tolerancia al almacenamiento en seco sí vale para la Fritillaria uva-vulpis aquí expuesta.

En 2011 me llevé a casa sendos paquetes de Fritillaria uva-vulpis y Fritillaria meleagris. Los primeros de LIDL, los segundos de ALDI, muy baratos y en bastante cantidad. Los planté todos en octubre -habiéndolos adquirido a principios de septiembre- en tierra de poca calidad, arcillosa, excepto unas pocas F. uva-vulpis que estuvieron en una mezcla de arena y materia orgánica.

Las plantas de por sí tardan en brotar. No son de esos bulbos que al cabo de uno o dos meses, en pleno otoño, ya dan señales de emerger como los iris y muscaris. Para aquella primavera, las Fritillaria uva-vulpis emergieron prácticamente todas, con un aspecto saludable, pero sólo unas pocas de las plantadas en arcilla florecieron; las otras desarrollaron unos tallos más o menos normales que amarillearon enseguida, pero los bulbos salieron de la arena impecables. De la Fritillaria meleagris no hubo ni rastro, ni siquiera restos de los bulbos cuando desmonté todo.

Fritillaria uva-vulpis
En 2012 volví a traer Fritillaria meleagris nuevas, pero no F. uva-vulpis, que tenía muchas y en buen estado. Sí traje sin embargo a la enorme Fritillaria imperialis, la cual planté tan pronto como vi que el bulbo que guardaba empezó a desarrollar un tallo. Incomprensiblemente, el bulbo no brotó nunca y se mantuvo varios meses en un estado más o menos bueno -cuando pasaba mucho tiempo y seguía sin ver nada, escarbaba un poco para tocarlo. Finalmente, por lo menos en abril o mayo de 2013 fue cuando vacié la maceta ya que no había brotado; tampoco había nada. Ese año, las Fritillaria uva-vulpis brotaron de manera discreta y ninguna floreció. Estaban en el gran contenedor con el resto de bulbos.

¿Qué pasó con las Fritillaria meleagris? Que fueron a la basura otra vez. Pero, en esta ocasión, al fin encontré la explicación en un libro: los bulbos de esta especie han de plantarse pronto y mantenerse en tierra siempre húmeda. Esto lo descubrí cuando tenía los míos guardados dos meses en una caja, que todavía enterré por si acaso, pero que simplemente se fueron pudriendo bajo tierra. Lejos de olvidarme de la especie por su dificultad, al contrario, esperé pacientemente hasta ese septiembre para poner en práctica los conocimientos adquiridos.

Bulbos de Fritillaria meleagris
Y así llegamos a finales de verano de 2013. Mi intención era renovar a la Fritillaria uva-vulpis, pero LIDL ese año no trae la colección de bulbos que la incluye, así que decido plantar las pocos que quedan sanas en pequeñas macetas y colocarlas en semisombra. En ALDI, algo cambia, pues la bolsa de Fritillaria meleagris este año ha sido renovada y viene con unos trozos de corteza que imagino sirven para conservar algo de humedad, aunque lo ideal sería algo de turba o fibra de coco. Además los bulbos tienen un aspecto estupendo, son gruesos; no tengo fotos que ayuden a corroborar las otras dos ocasiones, pero podría ser que en aquel entonces los bulbos llegasen a la tienda ya demasiado secos y no hubiera nada que hacer. Sí recuerdo que el primer año los bulbos me llamaron la atención porque eran pequeños y arrugados, recordándome a las chufas (Cyperus esculentus), por lo que puedo deducir que venían ya con su sentencia de muerte firmada. Así pues, en 2013 los bulbos fueron directos de la tienda a una maceta con buen sustrato humedecido y a semisombra.

El logro se empezaba a dar por consumado cuando, tras unos meses, aparecían hojas en diversos puntos de la maceta. Al menos ya era la primera vez que conseguía verlos brotar así que, floreciesen o no, ya había verificado que el sistema era bueno. Mientras, también crecían las hojas de las Fritillaria uva-vulpis, que tengo como "especie en recuperación" debido a los pocos ejemplares que me quedan y el hecho de no haber podido adquirir más hasta el momento.

El resto de historia ya se puede deducir de las fotos. Durante toda la segunda mitad de marzo han estado floreciendo dos Fritillaria uva-vulpis y a finales de mes se abrían paso entre las hojas algunos capullos en las Fritillaria meleagris. Casi en perfecto orden, al terminar la primera ha comenzado a florecer la segunda. La de la foto es la primera Fritillaria meleagris, la flor del tablero de damas, la ajedrezada, que consigue aparecer en tres años. Un claro caso de "a la tercera va la vencida". Y uno de esos casos donde la perseverancia del cultivador se ve gratamente compensada.

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