jueves, 17 de abril de 2014

Pascua Florida

Incarvillea delavayi
Aunque es mayo el mes de las flores por excelencia, con esta "primavera latente" desde que comenzó el invierno las cosas han empezado a rodar y hace ya varias semanas que me encuentro una flor nueva prácticamente en cada visita a la terraza, evento que sucede cada dos días.

Muchas de las plantas que están floreciendo o a punto de hacerlo fueron sembradas entre noviembre y febrero, lo que es relativamente poco tiempo. Hay anuales que fueron sembradas antes, desde la última semana de agosto, que sin embargo también han estirado su ciclo hasta estos días y no han comenzado a florecer hasta encontrarnos en primavera. Es probable que si el conjunto otoño-invierno hubiese sido más fresco y húmedo, la explosión floral se hubiese producido de una manera más plena y simultánea. Por ejemplo, las Centaurea cyanus han conseguido atrasar la floración hasta estos días, pero no se han librado en todo el invierno de los ataques de hongos y áfidos, con lo cual prácticamente no hay ni una que luzca tan bien como las del año pasado. Algo así, o incluso peor, ocurrió con las que sembré en primavera de 2012. Antes había tenido unas que, sembradas en septiembre de 2011, tuvieron su máximo al enero siguiente, debido seguramente a que aquel invierno también fue inusualmente cálido.

Nigella damascena
Las que están en su máximo ahora son las margaritas de Livingstone. Este año decidí dedicarles una maceta rectangular en lugar de sembrarlas con las demás anuales, a las que quitan bastante sitio debido a su porte rastrero y la velocidad a la que crecen aun en invierno. El resultado es más impactante al tener todas esas flores tocándose unas con otras. Lo que al principio parece una maceta ocupada de manera irregular acaba convirtiéndose igualmente en un torrente de flores multicolor en el que no hay ni un solo hueco vacío.

Agrostemma githago 'Milas'
La altísima Agrostemma githago 'Milas' ha tenido que ser arrinconada a una esquina para evitar que las ráfagas de viento la rompan. Primero fue una ramificación quebrada, luego un par de flores... antes de que me quede sin ella y sin sus preciadas semillas, prefiero que vea algo menos de sol pero al menos siga floreciendo y cumpliendo con su ciclo vital. Y es que no es para menos: por curiosidad la medí y su altura total es de un metro. Un metro de planta delgadísima, con flores de más de 5 cm. de diámetro y aferrada a una maceta de sólo 10 cm. de alto. Se me hace difícil hasta imaginarla mezclada con otras anuales, pues acabaría sobrepasándolas a todas. Imagino que tal porte es una adaptación para crecer en herbazales y sobresalir cuando toca florecer: sólo he tenido otro caso similar, el de las Coreopsis tinctoria, tan finas que no creo ni que pudieran sostenerse por sí solas mucho tiempo mientras florecen.

Dorotheanthus bellidiformis
Otras plantas de aspecto delicado que están comenzando a florecer son las arañuelas. Empezaron a aparecer en el contenedor sin que hubiese sembrado las semillas que he usado en los dos años anteriores, de un sobre de ALDI. Ello se debe a que separé semillas de espuela de caballero de una mezcla de flores (también de ALDI) y debí confundir muchas con las arañuelas dado que ambas son muy similares; al final acabé aprendiendo a distinguirlas (son más angulosas las de las espuelas) pero sembré igualmente las de arañuela. Me gusta el resultado obtenido, pues a diferencia de la mezcla de arañuelas dobles que sembraba antes, que salían siempre azules, rosadas o blancas, lo que se ha abierto ahora es una flor azulada con pétalos grandes y anchos. Si son todas así me ocuparé de mantener este tipo para futuras siembras, pues lo encuentro más atractivo.

Centaurea montana
Entre las vivaces y tuberosas se ve muy buen ritmo de crecimiento, pero todavía parece que les vaya a faltar a la mayoría un mes para comenzar a florecer. No es el caso de las Incarvillea delavayi, que han sido mucho más rápidas y efectivas este año. Han crecido las tres que venían en el paquete y todas de manera bastante igualada, aunque hay una que todavía no ha abierto las flores. Eso sí, se han quedado algo más bajas y las flores parecen ligeramente más pequeñas. Espero que el éxito continue tras el verano: el año pasado cuando las plantas comenzaron a perder las hojas fui reduciendo los riegos, pero al escarbar en la tierra pocos meses después sólo quedaban los restos resecos de sus tubérculos.

Bletilla striata
En el rincón de semisombra, decepciona un poco la Bletilla striata. Hoy ha terminado con su última flor y no hay signos de que vaya a emitir más varas. En el peor de los casos, la planta quizá florezca mucho más al año que viene, pues su crecimiento vegetativo ahora mismo es desmesurado comparado en el año pasado. Los cuatro brotes tienen hojas anchas y grandes, a diferencia de las del año pasado, que se mantenían rígidas y verticales. Lo importante es que el sitio parece haberle gustado y ya no hay que moverla más en busca de mejores condiciones. Por otra parte, la Centaurea montana que crece a un metro de ella ha encontrado el ritmo y las flores se van sucediendo periódicamente. No obstante, la primera cabezuela ya se secó del todo y no he encontrado semillas dentro, debido quizá a que necesiten una polinización más efectiva. Hoy la abeja roja (Rhodanthidium sticticum) ha descubierto la planta (y creo que incluso el rincón, porque hasta ahora sólo lo visitaban las abejas de la miel) y se ha pasado un buen rato allí, así que en un futuro habrá que comprobar si ese capítulo desarrolla sus cipselas.

Rhodanthidium sticticum
Estos son también, precisamente, días de recoger algunas semillas a pesar de lo temprano de la época. Muchas plantas las están dando en buena cantidad porque están en su fase terminal, algunas incluso habiendo dejado de florecer. Llevo semanas así con la Cerinthe major, y ahora corto con cuidado las cápsulas, silicuas y otros frutos de especies como la Nemophila menziesii, la rúcula o la Iberis sempervirens, antes de que se sequen del todo y las semillas se caigan.

El cielo sigue sin cambios. Aunque tenemos nubes y nieblas procedentes del mar todos los días desde hace casi dos semanas, y una brisa que comienza ya a mediodía y no para en toda la tarde (con la dificultad que ello añade al hacer fotos macro), la previsión real de lluvias parece haberse esfumado, con alguna pequeña posibilidad que casi seguro se quedará en nada. Las temperaturas ya son altas, y ahora mismo una jornada de vientos de poniente podría resultar fatal para algunas plantas. Mientras no falte el riego, esta temporada todavía tiene muchas sorpresas que ofrecer.

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