miércoles, 30 de abril de 2014

Un abril sin aguas mil

Dianthus chinensis
Termina hoy este mes de abril de 2014 y el refrán, que no tiene por qué ser infalible, no ha estado muy acertado. Según he podido consultar en Meteosueca, que registra la lluvia y otros parámetros día a día durante todo el año -y las cantidades casi siempre suelen ser las mismas para la vecina Cullera-, este abril sería el más seco en años, pues los registros más antiguos de la web llegan hasta 2008 y aquel año abril también fue significativo seco, apenas superando los 10 mm. acumulados, mientras que este año no hemos llegado ni a alcanzar los dos dígitos. Curiosamente, el mes de mayo posterior a aquel abril de 2008 es el más lluvioso de los últimos 6 años, pues cayeron casi 85 mm en todo el mes. De hecho, en aquel entonces estuve a diario en Cullera realizando unas prácticas y era maravilloso ver cómo muchas tardes el cielo se oscurecía y empezaba a llover en cuestión de segundos. Es un buen preludio al periodo más caluroso del año.

Nepeta x faassenii
¿Podría ocurrir ahora lo mismo? Sigo comparando datos y hasta ahora sólo ha habido dos meses de mayo excepcionalmente secos (2009 y 2012) siempre precedidos de meses de abril lluviosos; algunos años (2010, 2011 y 2013) los dos meses han encadenado una etapa de lluvias frecuentes. Incluso recuerdo claramente algunos años en los que el verano era inaugurado con una fuerte tormenta en pleno final de junio. No tengo ni idea de qué factores a favor o en contra y probabilidades tenemos de que mayo salve esta primera mitad de año en lo que a lluvia se refiere, pero sería estupendo; no obstante, no termino de ver posible que la situación cambie tan radicalmente. Cosas más raras se han visto: espero estar escribiendo dentro de un mes que me alegro de haberme equivocado.

Geranium sanguineum
Capítulos como los vividos el pasado fin de semana, con poniente, calor, bajada drástica de la humedad ambiental y una serie de casi cinco meses seguidos con lluvias pobres que son rápidamente evaporadas son fatales para las plantas, especialmente para las silvestres. Sobre todo, si los irresponsables organizadores de eventos festivos hacen caso omiso del riesgo de incendios. Todos vimos en montones de noticieros televisivos, periódicos digitales y escritos a nivel nacional el lamentable incendio que provocaron los fuegos artificiales en el monte de Cullera al ser disparados con un fuerte poniente. El vídeo que habéis visto en muchas páginas y en las noticias de  la tele, este, lo grabé yo el sábado -fácil de deducir cuando el nombre de usuario de la cuenta de Youtube y el del blog es el mismo. Me encontraba en Cullera precisamente para ver un espectáculo que debió suspenderse, después de la frustrante visita de rigor para regar las plantas, que se encontraban bastante castigadas.

Gazania
Durante la semana la situación ha ido mejorando levemente gracias a un cambio de vientos con preferencia de levante, que ha aportado una suave bajada de temperaturas (poco significativa ya dadas las fechas en las que nos encontramos) condicionada sobre todo por las frescas brisas marinas que soplan cada tarde. En el cielo, ni una nube. El viento ha sido el que ha determinado el hecho de que pueda seguir haciendo fotos a muchas plantas que llevan días e incluso semanas floreciendo. Si voy a regar por la tarde para evitar el máximo de sol, me quedo sin fotos por la fuerte brisa.

Lathyrus odoratus
El caso del Geranium sanguineum ha sido el más destacado. Esta bonita planta de grandes flores de color rosa vivo ha florecido sobre un solo tallo y no se está quieto por mínima que sea la brisa. La primera flor no la pude fotografiar, la segunda tampoco y la tercera por los pelos, porque todavía noto cierto desenfoque. De todos modos, es un comienzo. La planta parece en cierto modo una versión de mayor tamaño de su pariente el Erodium x variabile, aunque el diámetro completo de las flores de este último equivaldría a la longitud de un pétalo del geranio. El nombre científico parece aludir al color rojizo que toman las hojas cuando llega el otoño, no a las flores que, obviamente, nunca son rojas. Quizá haya que resguardarlo cuando haga calor porque ha crecido con poca robustez y no quisiera perderlo.

Nepeta x faassenii
En el contenedor, muy castigado por las condiciones ambientales, todavía hay tiempo para sorpresas. Casi sin darme cuenta se fueron desarrollando unas plantas con aspecto de clavel que, al superar los 20 cm. de altura, han comenzado a producir flores. Para mi sorpresa, se trata de Dianthus chinensis, especie muy común en cultivo que obtuve por semillas y que no esperaba que hubiese sobrevivido, pues fallé en dos intentos más controlados que realicé en macetas. Esta clavellina no era la única que sembré en la zona pero parece ser que ha sido la única en prosperar sin casi hacerse notar. Ha ocurrido lo mismo que con la Lavatera trimestris -de la que hay otra planta exactamente igual floreciendo. Por ahora poco más se ve: ha florecido una Gypsophila elegans, se ven plántulas que parecen ser Rudbeckia hirta y las Centaurea cyanus sobreviven como pueden. La espuela de caballero nueva ya ha perdido casi todas las flores (menos mal que le hice fotos a tiempo) y ha quedado medio pelada a la espera de que el próximo tallo que sale por un lado tome el relevo.

Brachyscome iberidifolia
Parece que el calor está sentándoles bien a los guisantes de olor: para un año que sólo he plantado tres, los tres florecen simultáneamente aun cuando no fueron sembrados a la vez. Dos ejemplares, el rosado que ya puse en la entrada pasada y uno rojo, trepan por una malla que colgué de la chimenea de la cocina que emerge por la terraza, y el tercero, el más joven, se aferra a las clemátides de la pérgola para ganar altura. Éstos, junto a la Passiflora caerulea, la Clematis 'Jackmanii' y la Cobaea scandens son por el momento las únicas trepadoras floreciendo, las cuales espero reciban la compañía de las demás especies cuando crezcan todas las que hay ahora mismo desarrollándose.

Florece al fin la pequeña Nepeta x faassenii, una lamiácea que sembré en otoño al mismo tiempo que muchas herbáceas y que tiene un porte más propio de una planta rastrera que de la mata que se ve cuando buscamos fotos en la red. En el sobre de semillas venía como Nepeta mussinii, que es un sinónimo ya en desuso. Como muchas plantas de esta familia, las hojas tienen un agradable aroma y las flores tienen un caprichoso y bello diseño con un pétalo inferior labiado y los superiores galeados, esto es, formando una estructura similar a un casco.

Detalle de la Nepeta x faassenii
El grupo de las margaritas africanas perennes vive una serie de contrastes. La Osteospermum fruticosum ha perdido frondosidad y florece a menor ritmo; lo mismo para la Argyranthemum frutescens, que empieza a preocuparme dado que muchas hojas se van poniendo marrones. A la Felicia amelloides hay que dedicarle un día, con mucha paciencia, y cortarle todas las cabezuelas secas, pues la planta quizá ha empezado a dejar de florecer porque ya no tiene más sitio. Llevándoles la contraria a todas está la Gazania, que en estos momentos está más cargada de flores que nunca: quizá sea de las cuatro la que más necesidad de calor tiene para mostrar todo su potencial. Sólo compite con ella la mata de Brachyscome iberidifolia, pues los crisantemos tricolor y caléndulas también parecen estar ya en las últimas.

Hay más plantas en flor, pero creo que son suficientemente interesantes para comenzar a dedicarles entradas individuales. Ahora sólo queda esperar a que mayo no sea muy duro, a pesar del pesimismo que inevitablemente impera en el ambiente, y que las plantas que continúan desarrollándose favorablemente puedan florecer con toda la viveza posible.

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