lunes, 16 de mayo de 2016

Explosión de colores

Viscaria oculata 'Blue Angel'
Mayo es el escenario de este 2016 para recibir a la que posiblemente sea la mayor concentración de especies en flor del año. Lo continúan haciendo muchas plantas que empezaron en febrero y la mayoría de las que sobrepasaron la mitad de abril encontrándose en plena floración. Llegados a este mes, todavía más especies se suman a la fiesta. Muchas de las plantas que han necesitado algo más de tiempo para desarrollarse llegan finalmente a su cénit y comienzan a florecer, inaugurando una nueva etapa. La mayoría de ellas son anuales, aunque también las hay perennes. En todo caso, se trata de especies que obtuve de semilla en su día, en ocasiones sembradas sin ayuda a partir de los ejemplares que ocuparon su lugar anteriormente.

Ammi visnaga
No obstante, esta acumulación de flores no es uniforme. El tiempo en el que las plantas se encuentran verdes, compactas y llenas de flores ya pasó, pues habría que remontarse a finales de marzo o principios de abril para ello. A estas alturas del año, muchas anuales han crecido ya todo lo que podían y sólo les quedan algunas flores residuales y tallos altos y debilitados, por lo que las especies que han esperado un poco más comparten espacio con ellas pero no frescura. Esto es particularmente acusado en el contenedor, donde la amplia combinación de especies se traduce en la disparidad de floraciones. En las macetas que dispuse este año para anuales, en cambio, la sucesión de floraciones está siendo más escalonada y da la sensación de que hay colorido de manera continuada desde hace al menos dos meses. Sólo la inminente desecación de los ejemplares de Mauranthemum paludosum, que ya han comenzado a decaer, hará que se vea un punto marchito en este lado de la terraza.

Coreopsis lanceolata
De hecho, y como ya mencioné con anterioridad, pretendo sacarle más rendimiento a este sistema de pequeñas anuales en macetas. En el contenedor siempre he intentado hacer una mezcla de especies ordenadas por tamaño que nunca acaba tan óptima como se espera. El año pasado, especies bastante grandes que coloqué al frente pensando que tendrían una talla reducida, como Collinsia heterophylla o Schizanthus x wisetonensis demostraron, sin quererlo, que en realidad como más bonito queda todo es con un relleno de plantas grandes desde el primer plano. Por tanto, la idea de momento es que a la próxima temporada, el contenedor quedará organizado de manera distinta albergando a plantas algo más grandes y frondosas en su parte anterior que sirvan también de soporte a las más altas y estilizadas de la parte posterior, teniendo en cuenta claro está los ritmos de crecimiento. Por su parte, las anuales más pequeñas irán todas en macetas. Para esto, sencillamente, reduciré el número de macetas que alberguen especies vivaces (especialmente bulbosas y tuberosas) que año tras año han ido perdiendo vigor y suelen representar un desperdicio de sitio al no contar con hojas y flores más que unas pocas semanas al año.

Digitalis purpurea
Algunas de las protagonistas de esta situación en el contenedor florecen ahora. A una ya la conocemos de entradas anteriores: la Viscaria oculata 'Blue Angel'. Esta cariofilácea de grandes flores de color azulado ha florecido algo tarde y ha tenido la mala suerte de coincidir, tanto en el contenedor como en una maceta, con plantas más grandes que la sobrepasan. Está claro que al año que viene, conociendo su porte -un ordenado conjunto de tallos y hojas estrechos y verticales- podré elegirle mejores compañeros en maceta. La otra es la umbelífera Ammi visnaga, una elegante especie con grandes umbelas de florecillas blancas que ha tardado bastante en desarrollarse y el viento la ha ido tumbando hasta llevarla hacia el frontal, teniendo su base justamente en el punto contrario. Casos como este son los que pretendo solventar, ya que no puedo evitar el viento marítimo que, por la disposición de la terraza, rebota en las paredes haciendo que las plantas más altas del contenedor, especialmente las de su lado derecho, acaben tumbadas.

Trachymene coerulea
También con flores en umbelas, aunque en otra familia distinta, se presenta la australiana Trachymene coerulea. Tras unos días, el primer ejemplar en florecer ha conseguido que su repleta umbela tenga una forma casi esférica. Este ejemplar se encuentra en una maceta y a pesar de ser una planta muy delgada y alta, parece que en esta ubicación le ha ido mejor que a los del contenedor, los cuales no obstante han quedado aislados al secarse las plantas que los rodean. Las llamativas flores de un claro color azulado -parecido, precisamente, al de Viscaria oculata- han sucedido a las relativamente similares Gilia capitata, que ya empiezan a secarse. Lo habitual sería que no hubiese juntado dos especies tan parecidas (a falta de saber si sus floraciones coincidirían), pero es probable que en su día lo hicese sobre la marcha al no encontrar más sitio para las plántulas de semillero.

Glebionis segetum
Las margaritas de color amarillo cobran protagonismo. En el mismo sector de macetas han comenzado a florecer sin parar las grandes Coreopsis lanceolata, de capítulos de buen diámetro para una planta de talla bastante compacta. A ellos se empiezan a sumar ya los primeros crisantemos Glebionis segetum. Con esta especie nunca me habían salido bien las cosas hasta ahora, pues el año pasado la única planta superviviente sufrió más de la cuenta por la desecación y acabó arrancada por los pájaros. Esta vez, sendos ejemplares en el contenedor y en una maceta han corrido mejor suerte y llegan a su cometido. Similar, aunque bien diferenciada de su pariente que también cultivo, Glebionis coronaria, G. segetum tiene hojas glaucas, de lobulado más ancho y cabezuelas que cuentan con discos florales más grandes y lígulas más cortas, de color enteramente amarillo. Como en el caso de la Trachymene, a pesar de tratarse de una planta de buen tamaño para sobresalir, los ejemplares de la maceta parecen tener mejor complexión que el del contenedor. Además, quizá conviene apartarlo en macetas por lo tardía de su floración respecto a otras flores primaverales. Su pariente, por ejemplo, abrió las primeras flores hace dos meses, si bien la población original de donde obtuve las semillas florece sin parar desde otoño al verano siguiente.

Cebollino
Finalmente, otra especie perenne aunque obtenida de semilla, los cebollinos, están a punto de comenzar la que posiblemente sea su mejor floración en años. Esta especie la sembré por primera vez en junio de 2012. Los ejemplares de aquel entonces florecieron en mayo de 2013 y dieron semillas que no recogí. Con el tiempo, los ejemplares murieron del todo y el hecho de no modificar nada en la maceta al darle un nuevo uso permitió que las semillas germinaran. Hasta mayo de 2015 no florecieron, pero esta vez los ejemplares no sólo no se perdieron sino que han mejorado, aunque no han colonizado por completo la maceta, que tiene casi 2/3 partes de superficie vacías.

También la Digitalis purpurea, como se observó en una entrada anterior, regresa este 2016 con su llamativa floración a la terraza. Este ejemplar en concreto procede de la autosiembra de las propias semillas caídas en 2013. No es la única, pues este pasado otoño, curiosamente, al remover la tierra de una maceta que en aquel entonces estuvo próxima a las dedaleras -ya en desuso al morir la perenne que la ocupaba-  empezaron a emerger plántulas vigorosamente con las lluvias a medida que retiré tierra de aquella maceta para reutilizar, saliendo adelante varios ejemplares que junté en otra maceta. Por increíble que parezca, teniendo en cuenta la ausencia floraciones en estas últimas temporadas, esos ejemplares deben haber salido también de semillas caídas aquel 2013 que han aguardado pacientemente enterradas varios centímetros hasta recibir luz y agua. A juzgar por su tamaño, es probable que florezcan en la primavera de 2017.

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