miércoles, 25 de marzo de 2015

Insectos entre la lluvia

Anthophora plumipes accediendo a una borraja
Ayer todavía fue un día lluvioso, aunque las precipitaciones se produjesen sólo un par de veces, concretamente durante la madrugada y de noche. En cambio, a mediodía empezó a abrirse un claro y el sol se proyectó sobre Cullera, momento en que pequeñas criaturas aprovecharon para moverse entre las flores de la terraza. Los insectos, que en estos momentos deberían estar en pleno frenesí, llevan tanto tiempo como yo esperando poder disfrutar de las flores que se abren buscando el poder del sol tras estas beneficiosas lluvias que han ocupado una semana entera y dado un comienzo ideal a la primavera.

Scatophaga stercoraria
Lo de ayer sólo fue un preludio de lo que cabría esperar los próximos días. Como si estuviesen esperando escondidos, nada más el cielo quedó parcialmente despejado montones de dípteros, himenópteros y una mariposa empezaron a investigar las flores. La mariposa, más bien pollilla, era una Heliothis peltigera, especie de tamaño notable que deposita sus huevos en hierbas de distintas especies. No descartaría que una mariposa como esta o muy similar tenga relación con las orugas verdes que han estado durante el invierno en el contenedor mordisqueando algunas plantas, sin importarle mucho las especies: iban a por las hojas anchas. Las eliminé manualmente siempre que pude. El ejemplar de ayer se entretenía visitando las distintas flores de la pared de sol.

Heliothis peltigera
Los himenópteros de momento tienen poca variedad aunque ayer ya se presentaron varias especies conocidas. No faltaron las abejas de la miel, de las que desconozco dónde pueden tener su ubicación aunque durante estos días cada vez son más -aunque siempre que hay flores que les interesan aparecen en masa- y las avispas papeleras, que pueden tener su nido en cualquier terraza vecina: de hecho, en tiempos pretéritos han llegado a anidar alguna vez allí en la terraza. De aquellas abejas oscuras que veo desde principios de mes ayer conseguí fotografiar un par a duras penas (véase la foto del inicio), y tras consultar me han ayudado a conocer su identidad; Anthophora plumipes. Se trata de abejas solitarias que anidan excavando en paredes de barro o arcilla, con lo cual seguramente vengan de huertas cercanas. He descubierto que las borrajas les encantan y por eso conseguí fotografiarlas, pero fui poco prudente y me acerqué demasiado a las plantas con el objetivo macro, corto (50 mm) en lugar de usar el modo macro del tele  70-300 mm (funcional en su rango a partir de 200 mm) y poder dejarles más espacio, lo que acabó poniéndolas nerviosas. No obstante, sus escarceos con estas flores azuladas son rápidos, aunque e detienen un rato en ellas y confío que en uno de estos días soleados pueda obtener una foto mejor. Al final está resultando un acierto plantar estas borrajas, pues también llaman la atención de las abejas de la miel.

Abeja en borraja
Los dípteros están siendo, desde que comenzó el invierno, las especies más frecuentes en la terraza. Destacan sobre todos las moscas azules Calliphora vicina, aunque ayer también estaban sus parientes Lucilia sericata.  Los sírfidos no aparecen tanto como quisiera, no sé si lo harán más adelante: volví a observar una Eupeodes hembra aunque esta vez muy nerviosa. Encontré también otra especie, la mosca amarilla del estiércol (Scatophaga stercoraria), especie de color amarillento y pequeña cabeza que, como su nombre indica, se alimenta de estiércol, preferentemente del bovino. Son las larvas las que viven en y descomponen los excrementos de las vacas, mientras que los adultos además pueden comer pequeños insectos y néctar de las flores, motivo por el cual pasó un rato entre la borraja.

Conociendo el patrón de otros años, es de esperar que durante las próximas semanas lleguen más himenópteros, algún hemíptero y posiblemente mariposas, sin olvidarnos de otros artrópodos como las arañas saltadoras que empiezan a dejarse ver desde algunas plantas. Esta primavera volveré a dejar compostar restos vegetales húmedos (los derivados de las podas y limpiezas no han dejado de estar, aunque atraen a pocos animales) a fin de obtener abono en un futuro y que la presencia de insectos aumente, pues en temporadas anteriores descubrí que incluso beneficiaba a algunas aves invernantes y, para mi sorpresa, encontré crisálidas de grandes escarabajos verdes que habían muerto antes de emerger. Aparte de todo esto, lo más sencillo es cultivar un montón de especies de flores que además de bonitas son llamativas para los insectos, como la propia borraja. Todo por hacer de la terraza un lugar más integrado y acogedor.

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