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Vista desde el centro de la terraza |
Hoy despedimos el primer mes completo de la estación primaveral. Abril ha sido, por lo menos, más suave y llevadero que el del año pasado, pero aunque no lo tengamos presente y a priori parezca increíble, ha llovido prácticamente la mitad que el fatídico año pasado: menos de 6 mm. acumulados contra los poco más de 10 del mes de 2014: en aquel entonces hubo un día que llovió más que en todo el mes de abril de 2015. No da muy buenas sensaciones este dato ahora que parecía que nos recuperábamos poco a poco, y más cuando estamos a punto de entrar en el mes en que las temperaturas ya poco tienden a bajar y, para colmo, se espera que mayo comience con una gran subida de temperaturas que se acerque o supere los 30ºC durante unos días. Las lluvias que hubo en marzo quedan ya muy lejos, aunque en el campo sí se ha notado la mayor presencia de flores.
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Briza maxima |
Los últimos días ya han ido dejando atrás esa suavidad que persistió durante la primera mitad del mes y resulta frecuente sobrepasar los 22ºC a diario. Hay que ir regando de manera calculada, simplemente evitando hacerlo en las horas de más calor: pronto será más recomendable ir de buena mañana o cuando el sol de la tarde ya se ha retirado para que el agua empape el sustrato con garantías de persistir más tiempo. En el contenedor, por ejemplo, los requerimientos de agua no son mayores ahora pero sí más delicados al haber tantas plantas juntas y una superficie cada vez más expuesta al sol, pero este año ha tenido el pico de su desarrollo entre marzo y abril, con lo que los siguientes meses tendrán más presencia las plantas secas produciendo semillas, como las
Vaccaria hispanica que ya han dado todo lo que podían, que plantas frescas empezando a florecer. que no deja de haberlas.
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Lotus berthelotii x maculatus |
Aunque como puede apreciarse en la primera foto, de fondo aún se ve el contenedor cargado de colores. No obstante, la gran combinación que hubo durante parte de abril va tocando a su fin y siendo reemplazada por otras flores:
Clarkia bottae,
Gilia tricolor o las primeras gramíneas, primero los cedacillos de la
Briza maxima y ahora los pompones de la
Lagurus ovatus. La primera la conseguí en un intercambio de semillas y la segunda la recolecté localmente, donde resulta abundante. La idea era tener gramíneas ornamentales y poco invasivas que destacaran por sus espigas singulares pero no creciesen mucho, aunque han florecido un poco más tarde de lo esperado. Siempre he pensado que esta familia de plantas la he tenido en poca consideración cuando hay especies atractivas, algunas incluso frecuentes en mi entorno cercano como la mencionada
Lagurus. Eso sí, a las que llegan solas las acabo quitando: llevo un mes rompiendo espigas de
Polypogon monspeliensis que me salen por todas las macetas.
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Gilia tricolor |
También llegan algo tarde las
Brachyscome iberidifolia, aunque esta suele ser su época de floración. Los colores variados se han repartido entre los ejemplares que salieron por su cuenta en alguna maceta, pues los del contenedor son todos blancos. No acerté mucho con la ubicación, acercándolos al borde pensando que armonizarían con el resto de plantas, pero hubieran quedado mejor hacia la mitad sobresaliendo entre ellas. Peor lo ha tenido la
Gilia tricolor, que sometida por el peso de sus compañeras ha acabado colgando totalmente por el reborde. Por arriba tiene a las
Clarkia bottae, las
amapolas de California y unas ya resecas
Rhodanthe chlorocephala y
Phacelia tanacetifolia, que también se encuentran ya en las últimas, con las ristras de flores casi consumidas hasta el extremo de sus cimas. En el centro, con muchas plantas ya agostadas, florece el único
Dianthus chinensis del año en un sobrio color blanco. Con los claveles en el contenedor me quedé, a todas luces, corto en ejemplares, más cuando son plantas sencillas de obtener.
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Chaenostoma cordatum |
En el contenedor han florecido de momento dos
Centaurea cyanus, una de ellas en un color morado que no esperaba y ahora no sé si fue error mío al utilizar alguna semilla distinta o una mutación espontánea salida del mismo paquete de semillas de la variedad regular azul. En 2013 tuve varias de colores mezclados y prueba de ello es que las que han ido saliendo en la tierra que anteriormente las contuvo empiezan a salir de varios colores ya conocidos, como la de lígulas blancas con el disco central morado. Con las
espuelas de caballero puede que ocurra lo mismo, pero de entrada me está sorprendiendo el enorme tamaño de los ejemplares aparecidos, con uno todavía sin abrir las flores que parece superar el metro de altura. En el contenedor, ni uno, ni siquiera de los que repiqué bastante crecidos y que durante mucho tiempo estuvieron creciendo allí.
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Brachyscome iberidifolia |
A las anuales se van sumando algunas perennes y vivaces. Con mayo llegarán las primeras floraciones de dalias y de azucenas, aunque de estas últimas todavía no hay ninguna flor que esté cerca de abrirse, pero sí se encuentran en desarrollo en las diversas variedades que cultivo. Además hay perennes que ya han llegado a casa en pleno crecimiento, junto a aquel
Ornithogalum dubium mostrado días atrás. Dos de ellas son plantas reptantes de aspecto muy atractivo: la primera se llama
Chaenostoma cordatum, aunque el nombre común, "bacopa", resulte un poco confuso al acercarla a
Bacopa monnieri, planta lejanamente relacionada con un aspecto similar.
Chaenostoma cordatum es sudafricana, amante de suelos húmedos y con flores normalmente blancas, aunque yo me decanté por la variedad de color morado. La otra reptante recién adquirida no necesita tanta agua: se trata de un trébol híbrido del grupo de especies de las Islas Canarias llamados comúnmente "pico de paloma":
Lotus berthelotii x maculatus, Resulta más frecuente encontrar este híbrido a la venta que las especies parentales, una de flores rojas (
berthelothii) y otra amarillentas (
maculatus) que dan como resultado una planta de espectacular floración anaranjada que se asemeja a pequeñas llamaradas de fuego.
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Bidens 'Dawn Star' |
Además de las plantas perennes mencionadas, también traje a casa una compuesta que me llamó la atención por su similitud con las especies del compendio
Cosmos-
Coreopsis-
Bidens. La planta estaba todavía sin etiquetar y a lo visto en la tienda se han quedado sin saber su identidad, pero después de una ardua búsqueda lo más cercano que encontré fue el cultivar
Bidens 'Dawn Star', Supuestamente es una
Bidens ferulifolia, especie que también he tenido y de la cual este año todavía ha aparecido un ejemplar autosembrado con un aspecto cada vez más demacrado -nunca he conseguido obtener ejemplares iguales al original. La diferencia es que la
B. ferulifolia tiene hojas divididas en lóbulos finos (de ahí el nombre) y en la 'Dawn Star' son anchos, similares a las de una dalia. Las flores tienen un atractivo diseño de fondo blanco-rosado con los nervios rosado intenso. El aspecto del ejemplar, que no he trasplantado, no parece demasiado bueno y empeora con el calor. Si se trata de una anual puede que la presencia de esta planta se quede en algo anecdótico en la terraza, pues no veo que produzca semillas.
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Dianthus chinensis blanco |
Con las temperaturas dirigidas hacia una imparable subida y la terraza llena de flores desde los últimos días del invierno, parece que mayo será el primer punto de inflexión en el que unas especies definitivamente terminen su ciclo en esta temporada, provechosa y muy bien llevada, para dar paso a la segunda fase de floración de especies más propias de finales de primavera y principios del verano. Por el momento, parece incluso que he conseguido administrar mejor el agua y el transporte de ésta a cada visita se hace menos pesado, lo cual se agradece muchísimo. Eso sí, no hay que bajar la guardia, pues las especies que queden verdes cuando el calor se instale definitivamente necesitarán beber de manera frecuente y moderada. Es el reto que queda por llevar de aquí a la llegada del otoño, evento que todavía se antoja muy lejano.
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