jueves, 9 de abril de 2015

Un abril suave: el rincón de las flores

Trifolium incarnatum
Nos acercamos al final de la primera quincena de este mes de abril y las temperaturas, después de la subida de finales de marzo, se han vuelto a normalizar hacia valores similares a los que teníamos hace un mes. Desde la parte final de la semana pasada nos hemos estabilizado en valores que no llegan a tocar los 20ºC en Cullera, con alguna ocasión puntual en la que todavía refresca debido al ambiente que han ido dejando sucesivas entradas de viento del norte, noreste y este. El lunes, además, cayeron 4,6 mm. de lluvia, estando hasta hoy el cielo con algunas nubes yendo y viniendo. Esto a las plantas les está viniendo de maravilla, pues las anuales se mantienen muy frescas, las vivaces más nuevas crecen deprisa gracias a no encontrarse de golpe con el calor prematuro y las semilleras pueden todavía desarrollarse a descubierto y a plena luz sin peligro. Si no hubiésemos pasado por el trance del poniente y calor de hace casi dos semanas, las plantas estarían todavía mejor: me remito solamente a algunas partes del contenedor, como el grupo de Nemophila, el cual acabó precipitado por el borde y los tallos han sufrido más de la cuenta: parece que serán las primeras anuales en despedirse, aunque ahora mismo siguen cargadas de flores.

Leptosiphon 'French Hybrids'
No obstante, las anuales siguen fuertes en el que está siendo el mejor de sus años en la terraza, En el mencionado rincón de las Nemophila, donde también aparecen todavía en números destacables las Malcolmia maritima que parecían ir acercándose a su final, van abriendo flores otras especies de pequeño porte las cuales, como me ocurriera anteriormente con algunos bulbos, no han estado del todo sincronizadas con sus vecinas, aunque todavía coincidirán con ellas durante un breve lapso. Vuelven a florecer las ya conocidas Limnanthes douglasii, los huevos fritos, una planta de flores similares en tamaño a las mencionadas Nemophila de un atractivo color blanco y amarillo en el centro. Del año pasado recuerdo que era muy rápida cargándose de flores, pero la rapidez también se convertía en brevedad, pues despachaba toda la floración en una semana. Eso sí, la producción de semillas es muy efectiva y de ella han surgido los ejemplares actuales.

Eschscholzia californica
Mucho más pequeña, en el mismo tramo florece la Leptosiphon androsaceus 'French Hybrids', una polemoniácea de tallos alargados y finas hojas lineares que rematan en una inflorescencia de la que emergen las flores sobre un cáliz muy largo. La planta puede aparecer en tonos de rosado, blanco o amarillo, aunque de momento el único ejemplar en florecer es de un suave color crema amarillento con marcas rojas en la base de los pétalos. La flor es diminuta, de alrededor de un centímetro de diámetro, aunque posiblemente destaque más cuando haya varias juntas. Planté unas cuantas en el contenedor y algunas en una maceta para poder obtener más semillas, ya que tenía pocas. De momento en el contenedor encuentro sólo el ejemplar de las fotos y más a la derecha parece que hay otro que también tendrá el mismo color, aunque ignoro si ambas inflorescencias vienen de ramificaciones de una misma planta. El resto de ejemplares, aunque tienen facilidad para colarse entre plantas más altas, quizá hayan quedado por debajo de ejemplares grandes y no hayan conseguido prosperar.

Vaccaria hispanica
Si levantamos un poco la vista, encontramos multitud de colores que conforman un mosaico espectacular. A la masa que ya conformaban las Agrostemma, Layia, Collinsia y Mauranthemum se suman las espectaculares espigas rojas del Trifolium incarnatum y las grandes flores naranja de las Eschscholzia californica. El Trifolium, o trébol encarnado, es una planta tremendamente sencilla de germinar y cuidar, y además ha demostrado no tener problema con crecer con plantas que la superan en altura. Alcanzaron un tamaño notable en pocas semanas durante el final del otoño, con amplias rosetas de hojas trifoliadas. Al cabo de unos meses apenas se les veía por debajo del dosel de hojas de sus vecinas, pero no han tenido problema en mantenerse y empezar a lanzar hacia arriba tallos con más hojas y las espigas florales en su extremo. Típico en tréboles, las flores son pequeñas y van juntas en una estructura similar a una mazorca, de manera diferente a los lupinos, por ejemplo. Son de un color escarlata muy llamativo que destaca todavía más al sobresalir de entre la masa vegetal.

Phacelia tanacetifolia
Las amapolas de California, por su parte, este año están gozando de un protagonismo digno. El año pasado a duras penas llegaron hasta la primavera y sólo un ejemplar floreció pobremente cuando ya ni siquiera me percaté de que quedaba alguna viva. Esta vez, tres frondosas matas han empezado a lanzar sus flores en la época justa para unirse a la fiesta. Hay dos en la esquina izquierda y una en la derecha, las primeras conjuntando con la cantidad de colores que allí se encuentran y la segunda rompiendo la hegemonía de los rosados que encontramos, ahora ampliados con la presencia en flor de la Vaccaria hispanica, planta sencilla y muy bonita que no ha faltado ninguna primavera desde 2013, aunque este año parece que me he quedado corto: sólo parece haber una en el contenedor, más otra que apareció en una maceta con unos crocus.

Limnanthes douglasii
Por encima de ellas sobresalen unas plantas que casi se han adueñado del contenedor entero. Son sólo tres, y son hierbas anuales como la mayoría de las pobladoras de este rincón, pero con sus hojas divididas como helechos cubren grandes superficies. Se trata de las Phacelia tanacetifolia, una bella especie americana conocida en todo el mundo no sólo en jardinería, sino por su utilidad a la hora de atraer abejas y que éstas elaboren con ella una miel de excelente calidad. Las plantas del género Phacelia son parientes muy cercano de las Nemophila, aunque las flores tienen algunas diferencias. Lo primero que llama la atención son los largos estambres que sobresalen de ellas y su agrupación en cimas escorpioides, lo que hace que recuerden un poco a nuestros Echium autóctonos, de los que, al fin y al cabo, son parientes lejanos. Han empezado fuerte y durante estos días seguramente multipliquen por muchas la cantidad de inflorescencias que tienen. Eso sí, de momento a las abejas no las he visto investigar, y eso que tienen un increíble aroma idéntico al de los narcisos.

Agrostemma githago 'Milas'
Aparte de todas las especies mencionadas, sigue quedando una rúcula que dejé sin arrancar para evitar dañar a otras plantas y comienzan a despuntar las Centaurea cyanus. La cima absoluta pertenece a los eneldos, los cuales, contando la altura del contenedor, tienen su extremo más alto a casi 170 cm. del suelo. Más abajo, parece que pronto florecerá un Dianthus chinensis y las Clarkia bottae; en la misma esquina, las Brachyscome han acabado siendo una decepción y sólo florece un ejemplar blanco de flores arrugadas; justo en la escuadra derecha me sorprendió ver una Gilia tricolor, especie a la que daba por perdida después de ser cubierta por el resto de plantas. Con esto, son tres primaveras seguidas floreciendo, aunque siempre las he sembrado desde las mismas semillas y nunca he conseguido obtener nuevas de las propìas plantas; en algunas de las mezclas de semillas que tengo viene incluida, pero su pequeño tamaño hace difícil encontrarlas. Mi intención es seguir sembrándola todas las veces que sea posible, pues una planta de hojas finas, tallas media y pequeñas flores coloridas cumple lo básico para combinar en el contenedor.

Con una previsión que apunta a que más o menos todo seguirá parecido durante una semana más, el mes de abril continúa lo que empezó a finales de febrero sin grandes complicaciones derivadas del endurecimiento del tiempo. Habrá más especies que contemplar en el contenedor, desde luego, aunque el resultado que se esperaba desde que se comenzase el proyecto en otoño se encuentra actualmente, sin lugar a dudas, realizado de manera más que satisfactoria.

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